"A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la pulsión de agresión y de auto destrucción. (...) Sólo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final? Freud, Malestar en la Cultura
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20090420

SEMINARIO II, CLASE 18: EL DESAFÍO DE LAS NUEVAS PATOLOGÍAS


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David del Real: Retrato Inconcluso III





CLASE 04/07/06

¿Y tú todavía sigues las normas?

Veíamos como la anorexia-bulímia nos enfrentaba a revisar nuestro encuadre, a aplicar técnicas más activas, que nos hacen recordar a las intervenciones con niños, utilizar elementos u objetos intermediarios, por ejemplo. Lo mismo pasa con estas nuevas patologías de la llamada “infancia generalizada” que coloca al analista como si estuviera trabajando con niños.

Cada vez tenemos menos demanda de análisis y más soluciones rápidas. Cada vez es más largo el trabajo preliminar que posibilite la rectificación subjetiva que es lo que permite la verdadera entrada en análisis, que se plantee la demanda “algo tengo que cambiar en mi”.
La clínica actual nos enfrenta a que, en la medida en que la represión del deseo está siendo reemplazada por la satisfacción ya no podemos hablar de neurosis. Si el deseo no opera desde la represión, más que de sujeto dividido tenemos que pensar en un seudo sujeto.
¿Y que dicen los psicoanalistas ante este nuevo seudo-sujeto? Lo que constatamos es que la caída de la represión y su reemplazo por la satisfacción tampoco trae la felicidad.
Esto no quiere decir que los psicoanalistas estemos preconizando el volver a la represión y a la neurosis. Si justamente el psicoanálisis surgió para luchar contra la represión, para denunciar que el malestar en la cultura tenía que ver con el mecanismo de la represión sexual.

Otra forma de plantear la dificultad del analista en la clínica actual es la de la instauración de la transferencia. Freud postulaba que el analista sólo puede operar si hay neurosis de transferencia. No podríamos operar si no hay demanda, esto es, si no hay un sujeto dividido. Esta misma dificultad se plantea todo el tiempo en el análisis de las psicosis. Eso no impide que haya un trabajo continuado en este campo. Se trata de poner en común cuales son las estrategias de tratamiento preliminar que se están aplicando y hasta donde se consigue avanzar.

¿Y qué pasa con el Edipo? Si la figura del padre se ha tornado anacrónica y todo invita a renunciar a su función ¿cómo se resuelve la castración?
Frase escuchada en la teleserie “Rebeldes” dirigida a púberes: “¿Y tú todavía sigues las normas?”
Desde Lacan ha habido una reformulación de lo edípico. Lo que propone es que la estructura edípica se apoya en la estructura del lenguaje. Y que el concepto de castración se apoya en la estructura inherente al lenguaje, la de incorporar la falta, un imposible, un innombrable como un elemento que le da consistencia al sistema.
Por el hecho de estar sujeto al lenguaje se pierde el acceso directo a la cosa, su goce queda intermediado por la demanda y su más allá, el deseo.
En el nivel edípico estar sujeto al lenguaje, a la ley simbólica, a la prohibición del incesto implica la pérdida del goce de la cosa, esto es, de la madre.
Hay quienes critican a Lacan acusándolo de preconizar la vuelta al patriarcado.
Y sobre esto tenemos mucho que debatir. Por aquí pasa el eje del renunciamiento al goce, de la asunción de la falta. Su renegación es no querer pagar el precio de estar sometido a la mediación, es decir a lo simbólico, es decir a las leyes del lenguaje.
El acceso al objeto natural a partir del lenguaje se pierde, y sólo podemos acceder a objetos sustitutos, nunca a la cosa original.

La ley del lenguaje está en íntima relación con la ley del inconsciente y el deseo funciona con las mismas leyes que el lenguaje. Podemos enunciar estas leyes así:
- El lenguaje es un sistema de elementos – los significantes – que remitiendo unos a otros no significan nada en sí mismos
- Ninguna palabra podría ser el equivalente perfecto de una cosa; cada elemento del lenguaje es el símbolo de esta pura pérdida.
- El lenguaje está imposibilitado de ser un sistema cerrado, existe siempre un espacio resistente a la formalización.
Del mismo modo el deseo está condenado también a una búsqueda permanente en la cual el objeto que la cierra es por estructura imposible de alcanzar.

Una de las características de esta nueva economía psíquica que Melman postula como inherente a la mutación cultural introducida por el liberalismo económico, la encontramos en la búsqueda de una lengua exacta, un lenguaje puramente técnico, un código donde una palabra remita sin equívocos a una cosa. Se busca que el lenguaje deje de ser un sistema abierto, eliminar lo que creen que es su defecto, para convertirlo en un código. Lo que es lo mismo que pretender eliminar que los seres hablantes seamos sujetos del deseo y nos quedemos en organismos de necesidad. La gran falla de la naturaleza humana es no tener definido su objeto. Y justamente aquello de lo que padecemos es justamente aquello que nos singulariza. Y la perversión generalizada radica precisamente en que el sistema de consumo pretende universalizar y definir el objeto.
El principio ético que preconizan es “uno está en este mundo para ser satisfecho”.

El sistema ofrece satisfacer todas nuestras necesidades, en una nueva reedición del hedonismo. Y además de poseer la fuerza de los hechos, porque tiene la tecnología para ello, también tiene la fuerza del derecho, porque se han constituidos en promotores del nuevo derecho. A partir de que un grupo de presión denuncia “ quiero tal cosa, porque tengo derecho a ello” vendrá una ley que le dará la razón. El lema es: “todo lo que Ud. quiere se lo podemos dar.” o “gasto luego existo”. “¡Quitemos el padecimiento del deseo y fabriquemos lo que lo satisface!” Nos cargamos al sujeto del deseo, al sujeto del inconsciente, ya veremos lo que hacemos con el perverso generalizado.

A continuación vamos a ver un caso que ha traído uno de vuestros compañeros.




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