"A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la pulsión de agresión y de auto destrucción. (...) Sólo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final? Freud, Malestar en la Cultura
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20090420

SEMINARIO 1, CLASE 18:DE LOS SUEÑOS Y SÍNTOMAS AL SISTEMA PSI NORMAL


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David del Real: El paseo


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CLASE 20/12/06

Digresión sobre la memoria histórica
El sueño de “la bella carnicera” y el deseo insatisfecho
Contigüidad metonímica y condensamiento metafórico
Regresión formal y de contenido


La clase anterior vimos el capítulo VII de la Traumdeutung es un intento de sistematización para hacer inteligible el funcionamiento del aparato psíquico, un escrito histórico.
Antes de seguir con ello quería hacer una pequeña digresión a raíz de una noticia periodística sobre un proyecto de ley que titulan “de la memoria histórica” acerca del pasado reciente de España. Se habla de la memoria. Y justamente la memoria es una de las funciones que nos atañen, que Freud en su aparato psíquico nos muestra. Nosotros podemos decir que el inconciente es algo que tiene que ver con la memoria inaccesible, con lo imposible de memorizar, con lo que es rechazado de la memoria, como una especie de desmemoria. Lo inconciente en cuanto lo reprimido es una idea que no está en la memoria accesible.
Una parte de la oposición, la del bando triunfante después del golpe de estado de 1936, reclama que se deje en paz al pasado. Pide que se dejen las cosas como está porque rebuscar en la memoria sería contraproducente. Y ponen el ejemplo de una herida. Y dicen: se trata de no reabrir heridas. ¿Desde donde dicen eso? ¿lo dicen desde un pensamiento médico? Sin embargo los médicos no se opondrían a reabrir una herida que ha cerrado en falso y que ha generado una infección.
¿O lo dicen desde el pensamiento psicológico, una herida psíquica? El psicoanálisis plantea que todo acontecimiento que ha significado una carga energética que no ha tenido posibilidad de derivarse, que ha sido reprimida, siempre tiende a retornar, no se la puede dejar rechazada. Se trata de que esa situación traumática tenga posibilidad de derivación, que el contenido ideacional reprimido pueda emerger al discurso conciente, y, catarsis mediante, se incorpore al lugar que le corresponde en la memoria. Ese es el único camino posible que lleva a desactivar el trauma y a cicatrizarlo.
Al bando triunfante después del golpe de estado de 1936 no le interesa recuperar la memoria, porque ellos tuvieron 40 años de liturgia triunfalista que ya les permitió honrar a sus muertos sobradamente, mientras le negaban al bando perdedor la posibilidad de hacer lo propio con los suyos, ¡y se la siguen negando 70 años después!
Así que acusar a las víctimas de pretender reabrir heridas es una acusación falsa, cínica y perversa, ¡porque a esa herida nunca le permitieron cerrar! La dictadura se encargó que nunca cerrara hurgando sin piedad en su dolor, vilipendiando a los muertos y marginando a los vivos. Y la transición frustró toda esperanza de que se reconociera a los descendientes el derecho a rehabilitar el buen nombre de sus muertos, porque, argumentaron, era el precio a pagar para estabilizar la democracia. La herida se cerró en falso.
Bienvenida la recuperación de la memoria histórica pues es el verdadero camino que permitirá restablecer un discurso rechazado que reclama su lugar, a pesar del uso malintencionado de cierta retórica represiva.

Esta digresión sobre nuestra realidad política nos sirve como ejemplo, a nivel social, de algunos de los mecanismos que estamos viendo en nuestro seminario sobre la censura y los métodos de deformación onírica. O los mecanismos de elaboración que utiliza el yo para disfrazar y no permitir que emerja a la conciencia la carga reprimida. No querer saber. Así, el síntoma es el resultado de un proceso de transacción entre lo pulsional reprimido, que nunca renunciará a retornar, y la censura del yo conciente, que no tiene más remedio que negociar el acceso de eso de lo que no se quiere enterar. Ya veremos cuál es el resultado negociado de este retorno de la memoria histórica reprimida.

Esta extrapolación de lo intrasubjetivo a lo social no pretende ser rigurosa y sólo cumple una función didáctica. Esto nos enfrenta a una cuestión, la del psicoanálisis en extensión, o el psicoanálisis aplicado, en este caso al análisis social. Y sobre esto tendríamos que profundizar para ser más rigurosos. En ese sentido Lacan solo admite que se llame psicoanálisis al dispositivo que opera entre un analista y su analizante, aunque se permita abordar la cuestión del deseo inconciente en Joyce, por ejemplo, a partir de su obra literaria.

Volviendo al tema de los sueños, vamos a retomar una cuestión que quedó pendiente cuando vimos el “sueño de la bella carnicera”, que es la problemática del deseo insatisfecho. Les recuerdo el sueño:
“Soñé que tenía que hacer una cena y no tenía más que un poco de salmón. Entonces intenté hacer un pedido pero no contestaba nadie, los negocios estaban cerrados. Mi deseo de realizar la cena se vio frustrado. Entonces, doctor, esto contradice lo que Ud afirma sobre que los sueños son realizaciones de deseo, mi sueño muestra un deseo no cumplido.”
La primera cuestión que tenemos que considerar, es que éste es el contenido manifiesto del sueño, y la realización de deseo hay que buscarla en el contenido latente.
El contenido latente está alimentado por un deseo inconciente remoto. Y es a partir de un resto diurno, algo reprimido el día anterior, que se conecta, se recarga ese contenido reciente preconciente, con el contenido remoto inconciente, con lo que Freud llama el ombligo del sueño. Ese material inconciente agitado, despertado, recargado por lo reprimido reciente con el que está en relación, sólo se manifiesta después de un proceso de deformación – condensación metafórica y desplazamiento metonímico - y una elaboración final. El disfraz consiste, en el caso de la condensación metafórica, en sustituir un elemento por otro, en función de una semejanza de significado. Y en el caso del desplazamiento metonímico, se sustituye un elemento por otro, en función de la relación de contigüidad significante que los une.

Los restos diurnos de este sueño muestran que había estado con una amiga muy guapa, un poco flaca, a quien el marido ve con buenos ojos, aún cuando le gustan más gorditas. Esta amiga había mostrado interés en cenar con ellos y entonces la carnicera se había comprometido a hacer una cena. Casualmente, sólo tenía salmón para cocinar, que casualmente es el alimento preferido de la amiga. Y el alimento preferido de ella es el caviar:
“me muero cada mañana por comerme un sándwich de caviar…pero, no me lo permito”. Ahí está la estrategia de mantener un deseo insatisfecho. Este sueño es un sueño que Freud trae para ejemplificar como se producen todos estos mecanismos de elaboración del sueño, la relación contenido manifiesto y latente, etc.; pero también nos está dando pistas para entender eso otro que es la compleja dialéctica del deseo y la demanda, que lo que uno demanda – “quiero caviar” – está en una compleja dialéctica con el deseo – “…pero mejor no me lo des”. ¿Qué pasa allí con el deseo? El ejemplo de Freud, como siempre decimos, da mucho más de sí, y le permitirá a Lacan profundizar su contribución acerca del deseo. En este sueño vemos un ejemplo muy simple pero a la vez paradigmático del posicionamiento histérico ante el deseo.
La bella carnicera está en una relación de identificación con la amiga, quisiera ser delgada como ella, pero al mismo tiempo está celosa. Freud le dirá: bajo la fachada de que Ud no pudo cumplir con la cena, está el deseo inverso, que Ud. no quería que la cena se realizase. El deseo que se realiza en su sueño es el de que su amiga no venga.
Lacan resume el mecanismo de la histerica en relación al deseo, señalando que para que se mantenga viva su relación de amor tiene que desear otra cosa.
De pasada señalar que en el obsesivo la estrategia del deseo tiene un matiz diferente, mientras en la histérica es mantenerlo insatisfecho, en el obsesivo es sentir todo el tiempo que le es imposible alcanzarlo.
El rehusar el caviar sostiene la vigencia de la insatisfacción que le permite seguir deseando.

Volvamos al mecanismo del sueño. Una de sus peculiaridades psicológicas más importantes es la regresión, esto es, la idea es transformada en imagen. La manera conciente de elaboración de nuestros procesos psíquicos es a través del pensamiento. Si digo pensamiento, digo lenguaje, pues son las dos caras de un mismo proceso. Sin el lenguaje no puedo pensar, y sin el pensamiento no puedo hablar. Pensamiento y lenguaje llevan a la idea, y en el sueño se elabora la idea que entraña un deseo objetivándola, es decir, representándola en imágenes, en forma de escena vivida en tiempo presente: la idea desiderativa es representada como realizada en imágenes.
La representación plástica es entonces uno de los mecanismos del sueño que se vale del camino de la regresión para reemplazar la idea o signo lingüístico por su referente plástico o imagen, lenguaje figurado que da a veces al contenido manifiesto la apariencia de un jeroglífico.
Otro aspecto de la regresión en el sueño lo encontramos en relación, no al aspecto formal o lenguaje figurado, sino en relación al contenido del sueño: es la vida psíquica infantil la que sobrevive en lo inconciente y emerge en los sueños adultos disfrazado por recuerdos encubridores. El sueño es entendido así como una regresión al estado infantil.

Hay un paralelismo que Freud hará entre el funcionamiento del sueño ordinario del adulto, la pesadilla y el sueño infantil. En el sueño infantil la realización de deseo es abierta, no está encubierta, el contenido manifiesto y el latente coinciden en parte, y la característica del deseo es que remite a lo preconciente, al resto diurno, a lo postergado del día anterior. En el sueño adulto ordinario se trata de una realización encubierta de un
deseo reprimido. Y, en una posición intermedia, la pesadilla tiene en común con el sueño ordinario remitir a un deseo reprimido, pero tiene también algo en común con el sueño infantil, que es una realización abierta; por ello aparece la angustia.
De aquí sacamos una conclusión paradójica, que es que lo reprimido si emerge desnudo, sin disfraz, produce angustia. Es el ombligo del inconciente, lo que Lacan llama lo Real, cuya inminencia queda señalada por la angustia.
Son situaciones muy excepcionales las que incitan esta emergencia desnuda. Lo corriente es que el retorno de lo reprimido sea a través de derivados.
Se emplea con demasiada frecuencia el término angustia para referirlo a diferentes emociones o sentimientos displacientes, de tal manera que se ha difuminado su sentido. Angustia es ¡me muero!
En los niños, los terrores nocturnos de los primeros años tienen que ver con la madre, con la separación, pesadillas que son utilizadas para que la madre le de cobijo en la cama matrimonial. Pero de esta manera se está realizando la otra cara de la misma pesadilla, la de no poder separarse de mamá. Y este es el escenario del incesto y su represión. Y aquí encontramos la esencia sexual de lo reprimido más primario,
aquello de lo que no queremos saber nada.

En relación a la pregunta por la experiencia de satisfacción primera, mítica, que Freud desarrolla cuando propone la ficción de un primitivo “sistema Psi”, no tenemos que perder de vista que este sistema de derivación de la excitación y de satisfacción decimos que es mítico porque supone una tendencia de pura necesidad, que no se corresponde con las primitivas tendencias del cachorro humano que desde su nacimiento están ya imbricadas con el orden simbólico, con la red del lenguaje, esto es, atrapado en la dialéctica de la demanda y de la inevitable insatisfacción que dará lugar al deseo.
Desde el primer momento, junto con el alimento está el pezón, está la voz de la madre, está acunado por lo simbólico.

Hasta ahora hemos estado trabajando sobre dos grupos de manifestaciones clínicas que son los síntomas y los sueños, que constituyen dos ejemplos de lo que llamamos formaciones del inconciente. Y lo que estamos viendo es que son el resultado de un mismo mecanismo. Por eso nos hemos detenido en los sueños que parecen un elemento menor dentro de la producción psíquica; comparados con los síntomas tienen mucho menos trascendencia. En la vida de un sujeto sus síntomas son más importantes que sus sueños, por lo menos en la cultura occidental contemporánea. Lo que pasa es que en la construcción que Freud está haciendo de su teoría del sueño, al encontrar que su mecanismo coincide con el de los síntomas neuróticos, esto le lleva a sentar las bases de una teoría de la neurosis y del funcionamiento normal de los fenómenos psíquicos.

Condensación y desplazamiento son mecanismos del sueño pero también son mecanismos del síntoma. Y cuando veamos la llamada psicopatología de la vida cotidiana, esto es, olvidos, lapsus, fallidos, los volveremos a encontrar.
Esto parece obvio, ahora, gracias al subrayado del texto freudiano realizado por Lacan.
Lacan puede hablar de desplazamiento metonímico o de sustitución por contigüidad significante a partir de lo que Freud escribe acerca de la “asociación superficial” en oposición a la “asociación de sentido”. Un elemento significante (palabra, frase) es sustituido por otro elemento con el que está unido por asociación de significado (por ejemplo por polisemia). O bien porque una y otra se parecen en su escritura o en su fonética, o son contiguas, es decir, pertenecen a una misma familia de palabras o paradigma. Recuerdo un caso que cita Freud de una paciente que trae un síntoma, un acto impulsivo de correr hacia una mesa, que en sus asociaciones remite a una cama. Este es un desplazamiento metonímico, es decir, el significante reprimido “cama” es sustituido por “mesa”, en tanto los une una relación de contigüidad al pertenecer ambos al paradigma “muebles”.

Para concluir con el capítulo dedicado a los sueños, hagamos un breve resumen:
- es un acto psíquico importante y completo, es decir, tiene un sentido
- su fuerza impulsora es siempre un deseo por realizar
- su absurdidad procede de la censura
- la regresión es una de sus peculiaridades
- el trabajo de elaboración responde a los mecanismos de condensación, desplazamiento, representación en imágenes y elaboración secundaria.
- el mecanismo psíquico de que se sirve el sueño es el mismo que actúa en la neurosis y que es común al funcionamiento normal del aparato anímico.



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