"A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la pulsión de agresión y de auto destrucción. (...) Sólo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final? Freud, Malestar en la Cultura
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20090420

SEMINARIO II, CLASE 10: EN MEMORIA DE FRANÇOISE DOLTO


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Matisse: Odalisca

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CLASE 31/01/06

El monoteísmo y el padecer obsesivo
La ciencia y la obsesividad
En memoria de Françoise Dolto


Una de las cosas que me gusta traer para comentarles son textos e imágenes extraídos de los medios de comunicación. Hoy les he traído una entrevista al filósofo francés Michel Onfray en relación a la aparición de su libro “Tratado de ateología”. En esta entrevista el filósofo afirma que “los monoteísmos han llenado al mundo de sufrimiento”. Y desde Freud se relaciona la aparición del sufrimiento obsesivo con la aparición del monoteísmo. Mientras del padecer histérico existen antecedentes históricos desde la época de Hipócrates, el síntoma obsesivo tiene un reconocimiento mucho más tardío.
Para Onfray el cristianismo ha culpabilizado el cuerpo, el deseo y el placer. Y recoge también otra idea cristiana, la del libre albedrío: “el libre albedrío que afirman los cristianos parte del principio de que el hombre es libre, que conoce el bien y el mal y puede elegir libremente. Esto permite a los tribunales de justicia culpabilizar a un pedófilo, por ejemplo, por entender que este eligió serlo.

Este tema del libre albedrío es trabajado por Freud y también por Lacan en relación a la sexuación. Colette Soler en su libro “La maldición sobre el sexo” resume los dos puntos de vista contrapuestos. Mientras Freud dice “La anatomía es el destino”, Lacan afirma “El ser sexuado se autoriza por si mismo”.
¿El inconsciente hace destino? El inconsciente determina las condiciones de elección de objeto, pero la responsabilidad de la elección cae del lado del sujeto.
Pensado desde los efectos de la represión, por un lado tenemos la represión originaria, cuyos efectos son imposibles de suprimir, y por otro lado tenemos el inconsciente de la represión secundaria, esta sí factible de ser levantada, es decir, el sujeto tiene opción sobre ella.
Soler refiere otra forma en que el inconsciente hace destino, en tanto maldice, dice-mal, el sexo: cuando quiero decir lo que deseo sólo puedo hablar de pulsiones parciales, condenando a la sexualidad a ser sintomática.
Del mismo modo Lacan afirma la determinación del sujeto por el significante, pero también matiza que hay que contar con la responsabilidad del sujeto en su deseo inconsciente.

El otro artículo que les quería comentar es el que salió en la revista de El País del domingo 8 de enero, y también es al hilo de nuestras reflexiones en torno a el pensamiento obsesivo. Así como el que vimos recién hacía referencia a la obsesión en relación al monoteísmo, en este caso es en relación a la ciencia. Porque una de las cosas que tenemos que reconocerle a los obsesivos es el riquísimo aporte que han hecho al saber. Ellos fueron los grandes clasificadores, naturalistas que han hecho el inventario de las plantas, y los animales, y los minerales. Y el motor de todo eso es la estructura obsesiva.
Nosotros sabemos que lo que busca el obsesivo es la constitución del Otro completo, del Otro garante del saber total, del Otro no castrado, ya que es ante la castración del Otro ante lo que el obsesivo monta su gran estrategia defensiva. Bienvenidos sean aquellos obsesivos que en vez de quedarse en el ceremonial lascerante de su cuarto de estar, aplican su obsesividad al aporte científico. Y en esta artículo lo que se hace es un homenaje a un maestro catalan que se llama Pere Comas. Se aborda el cambio climático, de cómo los desastres naturales que estamos sufriendo en los últimos tiempos son una prueba más de que algo está pasando con el clima. Y que el impacto del calentamiento producido por el efecto invernadero y por las distintas perturbaciones que se están ocasionando en la atmósfera tienen su consecuencia desde hace mucho tiempo en la flora y en la fauna. Y este maestro desde el año 1952 comenzó a llenar cuadernos y cuadernos con datos diarios, durante más de 30 años. Allí registraba la fecha de aparición y caída de las hojas, salida de los frutos y maduración de los frutos, de más de 100 especies de plantas cultivadas y silvestres, todo esto día tras día durante más de la mitad de su vida. Aprovechó sus paseos diarios para auscultar los biorritmos de su región, a través del comportamiento de almendros, membrillos, fresnos, de la llegada de golondrinas, vencejos y mariposas; del canto de los primeros ruiseñores, cucos y codornices, de las primeras lluvias y de las últimas nevadas. Así fue llenando cuadernos y cuadernos con una de las mejores series disponibles en el mundo en cantidad y calidad, que permitieron confirmar que al día de hoy la primavera está apareciendo un mes antes que hace 50 años.
Este es un ejemplo viviente de cómo un obsesivo hace su aporte a la ciencia.

También les he traído un documental emitido por TV5 sobre el trabajo de Francoise Dolto en el psicoanálisis con niños.
Una de las primeras cuestiones que Doltó subraya es que en el trabajo con niños hay que tener cuidado de no culpabilizar a los padres. Es cierto que muchas veces el niño hace síntoma de las dificultades entre los padres. Pero el niño está también implicado inconscientemente con su deseo. Ël se encarga de portar ese síntoma. El síntoma siempre nos atañe. Tenemos que modificar algo en nosotros para poder desactivarlo. Pero eso no hace culpable al sujeto. Esto es fundamental en lo que es la ética del psicoanálisis. No trabajamos sobre el bien y el mal, debemos evitar colocarnos en el lugar de juez.
Y si bien no se trata de culpabilizar a nadie, sí se espera que cada uno se haga responsable de sus actos.

En el documental se ven imágenes muy antiguas filmadas en 1949, en el trabajo con niños asilados. Y allí fué donde los psicoanalistas fueron pioneros, pues tenían mucho que decir. Lo que demuestran es que los niños asilados sufren de carencias afectivas: están alimentados, medicados, abrigados, pero carecen de consideración como sujetos: no se les habla.
Son imágenes muy dolorosas: niños que no respondían a la mirada, no respondían a la palabra, que evitaban el contacto, que eran incapaces de caminar, que se caían.
A nadie se le escapa ahora que la afectividad en el trato con los niños institucionalizados es fundamental. Aunque aún hoy ¿qué hacen la mayoría de los hospitales con los recién nacidos? Los ponen aparte. Eso es no considerar que la necesidad afectiva de esa criatura es tan importante para su bienestar como las razones médicas que supuestamente justifican esa separación..
La institución médica parece considerar al niño como un mero tubo digestivo, no lo consideran un sujeto, alguien que ya ha puesto en marcha la constitución de su subjetividad.
Y ese es el gran descubrimiento, y el gran acento que pone Dolto en nombre del psicoanálisis. Afirma que la capacidad de amor está presente en el niño desde las primeras semanas. Y también su capacidad de odio, en tanto sufrimiento que necesita proyectar.
Es decir, desde el primer momento de vida empieza a tejerse un lazo afectivo, y esto hay que tenerlo en cuenta en cualquiera de las separaciones, la del paritorio incluida.

Otra cosa que dice, y que también es revolucionaria, es que al niño hay que hablarle desde las primeras semanas con los mismos términos con los que le hablamos a un adulto. No es que el niño entienda los significados, sino que está siendo capturado en un lazo significante, él sabe que esas palabras le están siendo dirigidas. Y también percibe una cadencia, una musicalidad, lo que veíamos que Pascal Quignard llama “la melopea materna”.

Dolto en sus intervenciones con los bebés les habla de sus padres, menciona los nombres de sus hermanos, es decir, intenta darle significantes de enganche, involucrarlo. Porque el niño los fonemas los percibe desde el comienzo, aunque no entienda lo que quieren decir, sabe que esos fonemas son familiares.

Y siguiendo en esta línea, Dolto especifica que un niño es igual que un adulto en su ser; que la cura de un niño y la cura de un adulto no se diferencian en su ética. Así como con el adulto el Psicoanalista debe abstenerse de indicarle el camino por el que se debe dirigir, o de pretender saber cual es el bien para su paciente, en el mismo sentido los psicoanalistas que trabajen con niños deben abstenerse de pensar que tienen que indicarle al niño lo que tiene que hacer. Lo que es diferente son los instrumentos con los que se trabaja. El adulto trae sus palabras, el niño ademas de sus palabras trae sus dibujos, sus gestos, movimientos, juegos.

Sin embargo, también vemos en esta película que Dolto hace intervenciones muy directivas, muy osadas, en la línea de una histórica del psicoanálisis con niños como fue Melanie Klein. Así vemos como interpreta a una niña: “...tu quieres tener un hijo con papá, pero de ninguna manera tienes que tener un niño con papá” Es muy impactante escuchar cómo la analista marca a la niña los límites edípicos, con palabras claras y directas. El analista tiene que poder sostener la palabra verdadera en el momento adecuado.

Dolto tiene una teoría sobre la etiología de estos casos tan límites con los que nadie se atrevía a trabajar, niños con una incomunicación muy severa. Su hipótesis es que hay un sujeto en fuga y el psicoanalista tiene que hacer lo posible por encontrarse con él.
Se trata, dice, de niños hiperprecoces en su afectividad y en su necesidad de comunicación, y que no fueron satisfechos en sus demandas.
Desde Lacan se establece una teoría de la psicosis a partir de su concepto de forclusión del Nombre del Padre. En este sentido la postura de Dolto es fenomenológica. Ella dice: “...todo lo que yo sé de los niños lo aprendí de los niños; y lo que sé es que estos niños son muy inteligentes e hiperprecoces, y en su necesidad desmesurada de recibir afecto y comunicación no han tenido respuesta.”

Dolto trabajó desde 1940 y durante 38 años en el hospital para niños Armand Trousseau de Paris, intentando, con terapias adaptadas desde el psicoanálisis dar a estos niños otro porvenir que el hospital psiquiátrico de adultos.
Ella recibía al niño y a su familia, buscando que los padres hablen delante del niño, si los padres quieren y si el niño quiere. Y está atenta a las palabras de los padres y también a lo que el niño trata de decir con su modo de ser.
Tenía una admirable capacidad de traducir los juegos, los gestos y dibujos de los niños. Y sus interpretaciones eran muchas veces impactantes, lo que le daba una aureola de adivina.

Implementó la técnica del pago simbólico. Así como un adulto paga su sesión , ella le pedía al niño que llevara una piedra, un papel, un sello. Era una forma de demostrar su interés en seguir en la cura. Y también un modo de manifestar su propio deseo fuera del de sus padres.

El dibujo lo entiende como el equivalente de un sueño, es en sí mismo un sueño, o, si lo prefieren, un fantasma vivo. Por el dibujo entramos en lo vivo de las representaciones imaginarias del sujeto, en su afectividad, en su comportamiento interior y en su simbolismo.
Además del dibujo, Dolto incorpora en el tratamiento el modelado en plastilina.
Pero más allá de los dibujos y los modelados es por una observación total del niño, de sus gestos, de su cuerpo, que Dolto puede avanzar una interpretación.
Ella inventa también objetos que pueden devenir soportes a la proyección del niño, como la muñeca-flor.
Intervenía activamente para conseguir atraer la atención del niño: le lanzaba bolas de plastilina, o toba un lápiz y dibujaba algo.

Es importante reflexionar sobre los riesgos de interpretar por simbolismo los dibujos de los niños, riesgo al cual el trabajo de Dolto no ha escapado. Ella tenía una habilidad extraordinaria para descifrar los dibujos, y asi lo puso de manifiesto en el caso de una niña que dibujaba sus personajes con manos que parecían grifos: “...eso es indicador de un incesto entre hermanos” – interpretó de forma categórica, apoyándose en lo que había aprendido de dibujos similares en otro paciente. De la misma forma interpretaba simbólicamente los colores: así el violeta sería el color sin sexo para los niños.
Este tipo de interpretaciones eran muy comunes en los primeros tiempos del quehacer psicoanalítico. Pero es muy importante subrayar, y así lo entendía también Dolto, que para interpretar un dibujo son imprescindibles las asociaciones del niño, que son absolutamente únicas. Es decir, más acá de los simbolismos generalistas se trata de privilegiar los significantes particulares de cada caso.
Pero como ella tenía esa capacidad extraordinaria de comunicarse con los niños, se puede caer en el error de creer que hay un simbolismo universal. Y hay que ser claros y firmes al respecto: no hay ningún léxico general del dibujo en los niños.

Otro aspecto que impresionaba de su labor era su estar abierta a recibir en tratamiento a niños extremadamente discapacitados, en un severo estado de dificultad corporal, mental y comunicacional. Tenía la convicción de que podía ser entendida por el sujeto al que se dirigía. Se acercaba a estos niños convencida de que en algún lugar había un sujeto en fuga. Y todo su trabajo como analista consistiría en reflexionar en el modo de acudir a su encuentro, de encontrar el buen camino para establecer la comunicación.

Acerca de la psicosis, partía de la posición de no saber, pero consideraba que no había que pensarlo como algo malo ni como algo bueno. Lo entendía como una experiencia de vida sufrida por niños muy precoces, mucho más inteligentes que la media, y que caen en una ausencia de comunicación porque no han sido comprendidos en un momento dado. Cree que está en relación con las separaciones del cuerpo.
Los autistas son niños que ya no sufren más, pero que han sufrido de la ausencia de la madre. Puede ser una ausencia que no ha sido explicitada en palabras al niño. Y que cuando la madre regresa él no quiere volver a hacer la experiencia de acercarse porque ha sido muy dolorosa la ausencia.
Es siempre una precocidad, una gran necesidad de comunicación que no es comprendida. No es culpa de nadie.

Dolto pone en marcha una institución pionera en la prevención de los trastornos infantiles que se extenderá por toda Francia, formando una red, la Casa Verde. Ennumeramos a continuación una serie de características que la definen:

- Un lugar de ocio, un jardín de infantes para los niños pequeños con sus padres
- Un lugar de socialización de los niños en presencia de sus padres
- Un lugar de transición para que los niños y los padres aprendan a separarse progresivamente
- Un lugar donde los niños aprenden la autonomía en presencia de los que le dan su identidad
- Un lugar donde los padres son ayudados también a aceptar sin angustia la autonomía de su hijo
- Un lugar donde los niños aprenden la importancia de los reglamentos, y que las reglas tienen un sentido
- Un lugar donde se recibe al niño como un sujeto: por su nombre
- Un lugar donde se escucha y se habla al niño.
- Un lugar donde el niño aprende a automaternarse, es decir, a asegurar por si mismo la satisfacción de sus necesidades. No se harán las cosas en lugar del niño, se le dirá como hacerlas
- Un lugar para que las familias tengan su lazo de contacto y de integración con el barrio y la ciudad.
- El psicoanalista de la Casa Verde no está para hacer tratamientos sino para ayudar a detectar posibles dificultades que los padres no hayan percibido. Está para poder decir palabras justas en el momento preciso, para acompañar a las madres desbordadas con palabras verdaderas.


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