"A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la pulsión de agresión y de auto destrucción. (...) Sólo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final? Freud, Malestar en la Cultura
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20090420

SEMINARIO I, CLASE 24:LA CULTURA FRUSTRA EL GOCE


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David del Real: Mujer junto a la ventana



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CLASE 15/03/07

La imposibilidad de la relación sexual
Libido, motor del sistema social
Represión psíquica, orgánica y social
Instinto versus pulsión
Eros y Tánatos

Seguimos trabajando el Malestar en la Cultura. Allí se nos plantea una especie de aplicación del pensamiento psicoanalítico a un fenómeno social, que es lo que Freud llama el malestar. Y va a aprovechar este análisis para profundizar una serie de conceptos, fundamentalmente el que tiene que ver con la culpa.
Freud plantea la pregunta acerca de qué es lo que la cultura impone al sujeto para que tengamos el malestar en el que estamos, qué es lo que impide al sujeto alcanzar la felicidad en la cultura. Con lo cual está oponiendo al sujeto de la cultura el sujeto de la naturaleza, sujeto mítico dueño de la felicidad, siendo la cultura culpable de la pérdida de goce.
Esta es una posición mítica, no es que en un determinado momento previo a la cultura, a la civilización, podamos decir que existió un precursor del hombre para quien la felicidad era pan comido. Así vimos que Freud se va a plantear cual es la raíz de la frustración cultural. Y va a analizar el sentimiento religioso que tiene que ver con la felicidad puesta en el más allá. Y escribirá sobre las técnicas del arte de vivir, o método para alejar el malestar y alcanzar la felicidad. O las muletas para soportar la vida, siendo el amor el recurrente por excelencia en pos de la felicidad, y también el que nos enfrenta a la situación de mayor riesgo, pues nos crea tal dependencia que ante su pérdida nos condena a la insatisfacción. La pérdida del objeto sexual nos deja en posición de desamparo.
La búsqueda de la felicidad se enfrenta con una doble dificultad, la del microcosmos, es decir la inherente a nuestro funcionamiento psíquico, tiene que ver con la vigencia del modelo pulsional, es decir, el enemigo lo tenemos en casa. Y la otra dificultad es la del macrocosmos, y dice Freud: el plan de la creación no contempla que el hombre sea feliz, no está contemplado eso como requisito para la vida. Freud está muy influenciado por un posicionamiento filosófico pesimista, Shopenhauer es uno de sus mentores, Nietzche es otro.

La cultura frustra la felicidad. Ese sería el subtítulo del malestar en la cultura. O dicho de otra manera: la cultura frustra el goce. El motor pulsional lleva a mitigar esa falta que nos caracteriza, a la que podemos pensar como falta de goce. Goce es lo que define la sexualidad pre-significante, pre-cultural; goce en tanto satisfacción inmediata del objeto de la necesidad. Y con la cultura se reglamenta el ejercicio del goce, se van creando leyes que hacen que la relación con el objeto se vea mediatizada y restringida. Este es uno de los condicionantes del malestar en la cultura.

Freud se plantea una serie de preguntas en cada capítulo, y la pregunta fundamental es en relación a lo que define la imposibilidad de la relacion sexual completa. Más allá de las distintas prohibiciones que la cultura impone a la sexualidad, el gran desafio que Freud deja planteado y que Lacan retoma es preguntarse ¿no será que la dificulta no es causada por factores externos sino por factores inherentes a la propia sexualidad?

Freud usa el concepto de evolución filogenética, lo que se refiere la historia de la evolución de la especie humana, porque utiliza la herramienta comparativa. Y lo va a comparar con la evolución ontogenética, la evolución individual de los procesos psíquicos desde que el niño nace y va creciendo. Por ejemplo, dirá que muchas de las conductas de la infancia del individuo se corresponden con las conductas de la infancia de la civilización.
Aquí hace una especulación antropológica estudiando como evoluciona la constitución social. El dice, en su comienzo, al empezar la cultura, el motor del sistema social lo tenemos que encontrar en Eros, en el amor, en la libido. Lo que liga al sistema social es la libido. Lo que vemos entonces es que entre las necesidades sociales y las necesidades individuales hay una concordancia. La libido del individuo sirve a los fines sociales en tanto permite ligar al individuo cn otro individuo constituyendo una familia. Y después ligar las familias entre si constituyendo una sociedad.¿Que rompe este equilibrio? Antes de eso quiero comentar una teoría del antropólogo Levy Strauss, quien en su Antropología Estructural, hablando del origen de la sociedad dira que la estructura social se basaba en el mecanismo de circulación de mujeres. Se había creado un sistema de regulación que es la ley de la exogamia, o prohibición del incesto, referente inicial para la entrada en el mundo de la cultura. Fundar la exogamia como manera de relacionarse sexualmente quiere decir prohibir las mujeres de la familia para buscarlas fuera. La ley de circulación de mujeres permitía que las mujeres de de un tótem se destinaran a los hombres de otro tótem, con los cual los cuñados pasaban a ser aliados, fortaleciendo el grupo.
También se apoya Freud en la biología para subrayar ciertos aspectos de la evolución filogenético. Cita así una de las transformaciones claves que es la bipedestación. Al quedar en posición vertical se generan una serie de transformaciones en los distintos aparatos. Así pierde prioridad el olfato y pasa a ganar prioridad lo visual. La imagen visual pasa a ser pregnante. Freud usa el término represión orgánica para referirse a estas mutaciones, a estas inhibiciones.

Entonces, al comienzo el camino de Eros y el de la Cultura van juntos. Para poder progresar en los vínculos sociales el ser humano necesita derivar cada vez más libido a lo social. ¿Y de donde la quita? de su actividad sexual. Esto produce lo que se llama los impulsos coartados en su fin, lo que llamamos el amor general a la humanidad.
Pero esta derivación de libido a la humanidad, progresivamente lleva a necesitar cada vez más. Y se produce un divorcio, la cultura empieza a funcionar como represora. Lo que el llama el superyo cultural tiene que empezar a ejercer las leyes de la represión social.
El terreno del psicoanálisis es el de la represión psíquica. Si Freud habla de represión orgánica o de represión social está extrapolando un concepto cuyo origen es el campo de las pulsiones, el nivel del inconsciente.
El mundo del goce total, a partir de la prohibición del incesto, queda limitado a la exogamia, y dependiendo de cada cultura, a la monogamia y a la heterosexualidad. Y aún más acá en las leyes que rigen la unión sexual, se espera de ellas un ejercicio reproductivo y en unión legalizada por el estado y la iglesia.

En nuestra contemporaneidad estamos viviendo una constante y progresiva lucha de reivindicación del ejercicio de la libertad sexual. El ejercicio reproductivo sólo es exigido por sectores de conservadorismo religioso. Se reconoce masivamente el derecho a ejercer la sexualidad por el puro placer y fuera de la unión legalizada y/o consagrada. Asimismo, es cada vez más aceptado el derecho a la unión homosexual. Y la monogamia sigue reconocida, aunque se la burla si bien penalizada como adulterio.
Parecería pues que las distintas prohibiciones que reglamentan la unión sexual van siendo progresivamente deslegitimadas.
¿Y que pasa con la exogamia? Aquí nos enfrentamos al límite que es imposible de franquear. Si el incesto pasara a ser aceptado se rompería el orden simbólico que mantiene la organización humana, desencadenando la confusión de las generaciones y de todo el sistema social. Pero es en el nivel intrapsíquico donde la impugnación sería más invalidante. La constitución del deseo sólo es posible como contracara de la prohibición. Sin una no habría el otro. Y sin deseo no hay sujeto concebible. Y esto sólo genera psicosis. La muerte como sujeto
Cuando se pierde lo simbólico se pierde el orden, la discriminación. Si no existe algo que prohiba no puede haber algo que me haga desear. Sería un sujeto de puro goce. Un retorno imposible a lo pre-cultural, al mundo natural.

El mundo funciona sin lo simbólico durante el 95% de su existencia. Lo simbólico surge con la aparición de la cultura. Y junto con ella viene el malestar. Y todo parece indicar que el fin de ese malestar es altamente improbable, más bien todo parece invocar que tendemos hacia la autodestrucción. Esto es lo que Freud teoriza con la pulsión de muerte.
Freud para seguir profundizando por las razones del malestar, lo que tiene que ver con Eros le responde una parte. La otra parte se la responde a partir de preguntarse: ¿por qué tenemos preceptos tan exigentes como el de “amarás a tu prójimo como a ti mismo”? Y dice que sólo tiene sentido tanta exigencia de amor si contamos con una pulsión agresiva igual de exigente. Este concepto de la agresividad, Tánatos, va a complementar a Eros en la búsqueda del malestar en la cultura. Va a aprovechar Freud para hacer un repaso de las sucesivas variaciones que a lo largo de la historia del psicoanálisis ha ido sufriendo el modelo dualista pulsional. Freud se apoya en el modelo dualista clásico del instinto postulado por la biología: el instinto de conservación del individuo y el instinto de conservación de la especie.
A lo largo de la evolución filogenética los instintos han sufrido sucesivas represiones orgánicas, como es el caso del sistema de percepción olfativo. Con el advenimiento del sistema simbólico, con la llegada de la cultura y del ser hablante, el sujeto queda gobernado no por el instinto biológico sino por el modelo pulsional, cuyo primer dualismo Freud lo establece entre pulsiones del Yo y pulsiones sexuales. Pero en su práctica va descubriendo que hay sexualidad también en las pulsiones del yo. Con lo cual corrige el modelo oponiendo libido yoica y libido objetal. Y aquí se disparan las alarmas pues el modelo pulsional deja de ser dualista, ya que se trata siempre de libido o pulsión sexual. Ahí Freud hace un gran replanteo que desemboca en la revolución del modelo pulsional de 1920 con su texto “Más allá del principio del placer”. Allí se plantea el tema de la agresividad puesta sobre sí mismo, dato de un peso clínico contundente, y funda así uno de sus conceptos más polémicos: la pulsión de muerte.
Llegamos así a Eros y Tánatos.

Algunas disquisiciones a partir de este texto. Estamos en una disciplina que se caracteriza por enfrentarse al posicionamiento angelical, al de la negación, al de la llamada alma bella, de aquellos que consideran que la sexualidad infantil no existe. Este es el concepto que más urticaria produje en la sociedad. Porque el tópico descalificador de que Freud remite todo a la sexualidad es dicho en tono risible. Mientras que el postulado de la sexualidad infantil no produce risa sino espanto.
Y en esta línea de no querer saber se enfrenta el sujeto ante el postulado de la pulsión de muerte, de la agresividad volcada sobre uno mismo, del motor narcisista autoreferente, primario, originario, frente al mandamiento altruista siempre secundario de amar al prójimo como a uno mismo.

¿Una sociedad psicoanalizada es posible? ¿Es posible una sociedad que haya descartado el goce total? Imposible, porque justamente el sistema social funciona porque nos vende todo el tiempo la quimera de la felicidad, de la completad, del goce total. Por eso el psicoanálisis es off, está fuera del sistema.

RESUMEN CLASE

Eros y Tánatos en el origen de la Civilización
Amor al prójimo Vs. Agresividad: “Homo homini lupus”

Del instinto de conservación a la pulsión de muerte
Según la Biología: - instinto de conservación del individuo
- instinto de conservación de la especie
1º Modelo freudiano: - pulsiones del yo
- pulsiones sexuales o libido
2º Modelo freudiano: - libido yoica
- libido objetal
3º Modelo freudiano: - pulsión de vida
- pulsión de muerte

La agresividad en la génesis de la culpa: ¿”Amarás a tu prójimo como a ti mismo” ó “Tu eres ese a quien odias”?
Lacan en el Seminario V, clase 28, comentará el tema de la culpa a partir del texto freudiano Malestar en la Cultura. Nos dirá que Freud articula la aparición de la culpa refiriéndola al complejo de Edipo, al deseo por la madre y la interdicción del padre: “Del impacto de la interdicción que afecta el deseo emerge una demanda de muerte ante la que se opone el mandamiento “no matarás”.
Y aquí está la complejidad de la aparición de la culpa. Lacan considera ingenua la dialéctica paulista de que es la ley la que hace el pecado. Y dirá que “el castigo ( la culpa) no se deriva del conflicto entre la demanda de muerte y la ley. La aparición de la culpa tenemos que pensarla en razones derivadas de la estructura del Otro: y es que la demanda de muerte es equivalente a la muerte de la demanda.”

El origen de la instancia moral: El deseo y su prohibición se articulan en emergencia simultánea.
Lacan en el Seminario VII, clase 1, resume los distintos abordajes freudianos al tema de la falta (delito, pecado) y la necesidad de castigo:
- por un lado Freud plantea el mito del asesinato del protopadre en el origen del desarrollo de la cultura
- por otro lado plantea una falta más oscura y más original todavía, la pulsión de muerte.
- pero sobre todo, se puede decir que el planteo freudiano acerca de la génesis de la dimensión moral se articula con el deseo mismo. Y que su censura se desprende de la energía misma del deseo.


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