"A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la pulsión de agresión y de auto destrucción. (...) Sólo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final? Freud, Malestar en la Cultura
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20090419

SEMINARIO I, CLASE 15:EL TÍO JOSE Y LA BELLA CARNICERA


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David del Real: Bodegón con peces

CLASE DEL 09/11/06:

El anhelo de Freud
El sueño hipócrita sobre el tío José
El ser judío y la denegación
Condensación y desplazamiento
Represión y censura
Angustia y ombligo real del sueño.
El sueño del deseo insatisfecho

Para terminar con el sueño de Irma, veamos como relata Lacan en su Seminario 2 el carácter de mensaje de este sueño. Freud habla por intermedio de este sueño dirigiéndose a sus seguidores, en última instancia a nosotros, y Lacan le da a ese mensaje freudiano el siguiente estilo:
“Soy aquel que quiere ser perdonado por haber osado empezar a curar a estos enfermos, a quienes hasta hoy no se quería comprender y se desechaba curar. Soy culpable de transgredir un límite impuesto a la actividad humana que es la búsqueda de la verdad. Mi ambición fue superior a mí; la jeringa estaba sucia, no cabe duda. Y precisamente en la medida en que lo he deseado en demasía y quise ser yo el creador, no soy el creador. El creador es alguien superior a mi, es mi inconsciente, esa palabra que habla en mi más allá de mi.”

Este sueño de la inyección de Irma pasa a significar el acceso de Freud a su viejo anhelo de ser un descubridor. La Traumdeutung es su confirmación de que va por el buen camino. Ese libro significa la realización de su deseo.
Cuando él era niño recuerda que un influyente amigo de la familia, de visita en casa de los padres, dice refiriéndose a él: “este niño será un gran bribón o un gran creador”. Aquí vemos el acuñamiento de ese significante amo, que como un mandamiento inconsciente gobernará su destino.
También sabemos por Freud que, en otra ocasión una adivina predijo de él que llegaría a ser ministro. Estos significantes maestros son órdenes del Otro que le conminan a ser alguien importante en su vida.

Hoy vamos a ver otro ejemplo de interpretación a partir de sus propios sueños, en este caso el conocido como “sueño del tío José”.que viene dentro del capítulo que se llama ”Deformación Onírica”. ¿Por qué actúa la deformación onírica? Veamos como llega a ese mecanismo.

Empieza este capítulo con un tema recurrente, que tiene que ver con su aseveración de que todo sueño, todos los sueños sin ninguna excepción, responden, son, constituyen, muestran una realización de deseo.
“¡Hubiera sido tan cómodo – reflexiona Freud – decir que esta regla se da en la gran mayoría, pero que hay otros sueños que no responden a esta ley!”. Y ahora todo el mundo, científicos, colegas, pacientes se creen en la obligación de mostrarle sueños que contradicen esa aseveración. Entonces Freud les responde que el material que le traen es sólo el disfraz consciente del sueño, pero la lectura del deseo hay que hacerla en el contenido latente. El deseo inconsciente hay que traducirlo. ¿Y qué quiere decir traducirlo? Quiere decir que el contenido manifiesto es el resultado de una deformación del contenido latente. El sueño entonces es la realización disfrazada de un deseo reprimido.
Y aquí lo que se plantea es la hipótesis de las dos instancias psíquicas:
1º instancia inconsciente: origen del deseo motor del sueño
2º instancia consciente: origen de la censura o deformación del sueño.
¿Y para qué está deformado? ¿Y cómo está deformado? Nos va a empujar a lo que es una de las facetas del mecanismo onírico para la cual hay una serie de conceptos en la teoría que ya están implementados para explicar el mecanismo de los síntomas y que le servirán también para los sueños. Y hay algunos otros que va a empezar a desarrollar, y a partir de que los utiliza para entender los sueños le servirán también para aplicarlos a los síntomas.
Es decir, el mecanismo de los sueños y el mecanismo de los síntomas los tenemos que entender al mismo nivel. ¿Por qué? Porque en los dos casos de lo que se trata es de formaciones del inconsciente. Y así pasamos de una teoría de los sueños a una teoría más general de funcionamiento del aparato anímico y de sus diferentes instancias.

Freud va a enriquecer la lista de formaciones del inconsciente, y seguirá en sucesivos textos trabajando otros productos de la mente, considerados como residuales o secundarios por la Psicología clásica, como son los actos fallidos, el chiste o ingenio, los lapsus, que ya veremos cuando trabajemos su texto “Psicopatología de la vida cotidiana”.

Vamos a ver cómo explica el tema de la deformación onírica y sus mecanis mos a partir del sueño del tío José. Como siempre Freud tiene un gesto de extrema generosidad personal al desnudar sus propios sueños. Y dándonos casi siempre más de lo que él mismo cree decir. Y además, ya no referido a las cosas personales, sino a sus construcciones teóricas, también nos deja caminos abiertos a la exploración. En el proceso de construcción de su doctrina saca unas conclusiones que muchos años después los continuadores encuentran que están implicando otras consecuencias para la doctrina que él sin saberlo estaba dejando abiertas.

El sueño del tío José consta de dos fragmentos; un fragmento en donde lo que muestra es una idea, y otro fragmento en donde lo que muestra es una imagen. Lacan referirá este sueño como ejemplo de los dos pisos en que él dibuja su esquema del deseo: el piso propiamente significante que es el de la palabra, y el piso imaginario donde el objeto se encarna en una imagen.
Freud nos avisa que va a dejar sin enunciar, no nos lo va a contar, otra idea y otra imagen. Es decir que nosotros solo conocemos la mitad del sueño.
El contenido idéico es: “mi amigo R es mi tío, siento un gran cariño por él”.
Y la imagen que nos muestra es: “veo ante mi su rostro pero algo cambiado resaltando con especial precisión la rubia barba que lo encuadra”.
La primera asociación que hace es acerca de la autocensura que le obliga a callar la mitad del sueño.
Luego sigue su comentario de que al recordarlo a la mañana siguiente le provocó risa, y el calificativo de disparate.
Aquí Freud se da cuenta que con esta descalificación se está comportando como sus pacientes, que esta reacción es señal de la manifestación de su propia resistencia.
Como siempre que Freud nos presenta un sueño lo antecede con lo que sería el resto diurno, los acontecimientos actuales o de la noche anterior. Hacía un tiempo que le habían propuesto como profesor. Esto es muy importante para él, y reflexiona:
“el nombramiento de profesor hace al médico una especie de semi-dios ante los ojos de los pacientes”… “después de todo…no soy ambicioso”

Aquí tenemos bajo la forma de negación el nivel de expectativa ambiciosa que se construye en torno a este nombramiento. Llamamos mecanismo de denegación a esta enunciación bajo forma negativa, que siempre es señal de que ha emergido un contenido reprimido, intentando disimularse poniendo el “no” por delante.
Podemos pensar entonces que su deseo actual es su ambición de ser profesor.
En la comunicación preliminar ya nos está diciendo el otro dato importante, el tema de ser judío. Este es un sueño acerca del ser judío. Para Freud en este momento ser judío significa que no lo nombren profesor, que le impidan alcanzar su ambición.

Con este sueño se crea la ilusión de que si no nombraron profesores a sus colegas no es por ser judíos – y aquí opera nuevamente el mecanismo de la negación - sino porque uno era un imbécil y el otro un delincuente.
Ese “no por ser judío” pone de manifiesto, primero, una realidad social contundente, y es que en esa época se vivía en Viena un clima antisemita insoportable. Y la otra cara de esta denegación es la que afecta al Nombre del Padre, en tanto significante de la función paterna. Y allí es donde se juega el conflicto inconsciente en torno al cual el deseo inconsciente de este sueño no puede ser analizado por Freud en este momento, porque remite al complejo paterno.

Del análisis de los elementos “imágenes” del sueño se deduce que el tío José representa también a los colegas R y N, pero allí también aparecen Freud mismo y el padre. La deformación onírica ha utilizado el mecanismo de condensación.
Aquí se condensa el deseo actual del sueño: si a R y a N no los han nombrado profesores es porque uno es estúpido y el otro delincuente, no por ser judíos.
Del análisis de los elementos “idéicos” del sueño se lee que el cariño manifiesto lo que hace es invertir al contenido latente, que es denigrante. Entonces la deformación onírica que actúa allí es el mecanismo de inversión. Esto es lo que Freud llama “un disimulo hipócrita de mi parte”.

Volviendo al comienzo. ¿Por qué la deformación onírica? Porque es la manera de que el deseo pueda emerger disfrazado, deformado, desviado, en inversión, en condensación, en negación. Los dos que resumen este proceso son la condensación y el desplazamiento.
El mecanismo de defensa que vimos en los síntomas, el de la represión, que hacía que aquella idea que entraba en conflicto con la conciencia moral era rechazada, será comparado a nivel de los sueños con la censura.
Este sistema de funcionamiento psíquico se apoya en su hipótesis de las dos instancias psíquicas: inconsciente – consciente que le sirve para explicar el cómo de la deformación onírica. El inconsciente es donde se origina el motor del sueño, esto es, el deseo. Y la consciencia es donde se origina el deformador del sueño: la censura.

¿Por qué actúa la deformación onírica? Porque el retorno del deseo reprimido es insoportable para la consciencia, porque ver el deseo es angustioso. En el caso del sueño que nos ocupa nos estamos refiriendo, no al deseo actual de Freud de ser profesor, sino al deseo arcaico infantil en relación al complejo paterno. Podemos pensar entonces que también en los sueños de angustia se trata de realización de deseo. Y es justamente en los sueños en que el deseo reprimido se manifiesta al desnudo que acontece la angustia.
El deseo desnudo es lo que Lacan llama lo real, lo innombrable, lo que no tiene imagen, el vacío, la nada.
¿Por qué actúa la deformación onírica? Porque el deseo sino no puede pasar a la consciencia por ser intranquilizante para el durmiente. Y todo el sistema del dormir busca el reposo, filtrar los estímulos para evitar despertar al durmiente.

En relación al carácter angustioso del deseo arcaico reprimido os preguntaréis entonces para qué queremos descubrirlo si es que es tan insoportable. ¡Si es que no queremos descubrirlo! ¡Si es que todas nuestras estrategias como neuróticos es permanecer ignorantes acerca de la verdad de nuestro deseo! No nos queremos enterar, al punto que Lacan habla de pasión por la ignorancia.
Esa pasión por permanecer ignorantes acerca de la verdad del deseo conduce a represiones cada vez más antieconómicas para el sistema consciente, lo que se traduce en síntomas e inhibiciones cada vez más severas. Y el dispositivo analítico propiciará que poco a poco se vaya desmontando ese sistema defensivo que lo ha llevado a una vida tan empobrecida, para hacerse cargo de otra manera menos traumática de esa verdad que lo esclaviza.
Lo que tenemos por un lado es el yo que construye defensas para no asumir como propio aquello que va en contra de su sistema de creencias; y por otro lado las representaciones pulsionales que buscan satisfacción.

En el caso del sueño de angustia decimos que la angustia se dispara ante la proximidad de ese deseo arcaico de la represión originaria. Aquí tenemos que especificar más: la proximidad angustiante es la del objeto causa primera del deseo. Y eso es incognoscible, escapa a la simbolización y a la imaginarización. Lacan lo sitúa en el orden de lo real, y le da un nombre: el objeto a minúscula, o petit a, que no es un objeto positivo sino un objeto en negativo, un objeto en falta, un vacío.
Y este objeto causa no se confunde con los objeto meta del deseo, estos sí nombrables y con imagen y que son los que alimentan el deseo que se realiza en los sueños.
Lo que emerge en el sueño nunca es el vacío, lo que emerge son representaciones de ello. El vacío emerge solamente en las situaciones límites, cuando hay una quiebra del organizador simbólico. En los sueños el inconsciente de la represión primaria no emerge nunca. Freud señala que siempre queda una interpretación más en la búsqueda del deseo inconsciente.
La dialéctica del deseo es un tema central en la teoría psicoanalítica. A medida que vayamos avanzando en este curso introductorio iremos desplegando y complejizando dicha dialéctica.

Vamos a detenernos un minuto en una pregunta que hacéis sobre la resistencia.
En la evolución de su método, Freud experimentó con la hipnosis porque buscaba un grado de sugestión que permitiera que el paciente colaborara. Y lo que descubre cuando abandona la hipnosis es que sus pacientes oponen resistencia. El estado natural de la reflexión humana es la resistencia.
Para poder hacer análisis hay que estar maduro para el análisis. ¿Y esto que quiere decir? Estar abierto a sus propias preguntas. Hace unas clases atrás hablábamos de las nuevas patologías, en donde la duda a cedido lugar a la certeza, como si tuvieran todo muy claro, es decir la culpa es del otro. Y estar maduro para un análisis es poder acceder a la pregunta por la parte de responsabilidad que le corresponde en el mal del que se queja.

Siguiendo con nuestro tema de los mecanismos de elaboración onírica, hay otro sueño que vamos a empezar a comentar hoy, que es el que Lacan bautizará como el sueño de “la bella carnicera”. En este caso el tema de la realización de deseos está puesto en dudas por la paciente; le lleva a su analista este sueño para mostrarle que no se cumple su teoría.
Lacan, que le dedicará un largo comentario a este sueño en su Seminario 5, resalta el hecho que más allá de servirle a Freud de ejemplo de cómo los restos diurnos intervienen en la determinación del sueño, con la bella carnicera a Lacan le interesa mostrar como funciona la articulación entre demanda y deseo. Es un sueño que sirve para ejemplificar como es el mecanismo del deseo en la histeria, introductorio de la especial complejidad de la dialéctica del deseo en relación a la demanda, que –según Lacan- es particularmente simple en el histérico.
La definición de lo que es la fantasía histérica, el fantasma histérico, consiste en mantener su deseo insatisfecho; hace las cosas de tal manera que frustra la posibilidad de su realización. Como si la condición para que ella pueda seguir deseando fuera mantenerlo siempre insatisfecho. Este es el mecanismo que la bella carnicera muestra en este sueño: el deseo ocupa su función, más allá de la demanda, en tanto deseo rehusado.

Es una historia entre dos mujeres y un hombre: la carnicera, su amiga y el carnicero. Este sueño se origina en una demanda, la de la amiga que pide ser invitada a cenar.
El tema es que el carnicero es un amante fogoso del que su esposa está contenta, pero, a él también le gusta la amiga. Y en el contenido manifiesto se muestra cómo la carnicera fracasa en todas sus tentativas de organizar dicha cena. Freud entonces le interpreta que si hubiera hecho la cena la amiga hubiera estado al alcance de su marido, así que fracasar en su deseo manifiesto de celebrar la cena encubre la realización del deseo latente inverso de no querer celebrarla.
Freud, que conoce a las dos mujeres, recalca la relación de identificación que las une: a la carnicera le pasa con el caviar lo mismo que a su amiga con el salmón. Una suspira cada mañana por comerse un emparedado de caviar, y la otra de salmón, pero ambas se niegan a este dispendio.

Lacan se pregunta: ¿qué demanda la carnicera antes de su sueño? Y responde: lo que todo el mundo, amor, salvo que en ella es más aparatoso. Ella desea caviar y al mismo tiempo no quiere que se lo den. ¿y porqué esta dialéctica contradictoria?
“Para que una histérica mantenga una relación amorosa que le sea satisfactoria, es necesario, en primer lugar, que desee otra cosa, y el caviar no tiene aquí otro papel más que el de ser otra cosa; y en segundo lugar, que no se le dé esta otra cosa”.
El marido está dispuesto a darle caviar pero ella teme que si le da caviar dejen de amarse como hasta ahora. Esta escena cuasi-cómica denuncia en realidad algo estructural, necesario:
“Si el sujeto necesita crearse un deseo insatisfecho, es que ésta es la condición para que se constituya para él Otro real, es decir, que no sea del todo inmanente a la satisfacción recíproca de la demanda, a la completa captura del deseo del sujeto por la palabra del Otro.

Este sueño es un ejemplo de lo que referíamos antes, acerca de cómo los casos clínicos y las observaciones que Freud nos legó le sirven a Lacan para mostrar en ellos los elementos estructurales que hacen a una teoría del sujeto desde el psicoanálisis.



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