"A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la pulsión de agresión y de auto destrucción. (...) Sólo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final? Freud, Malestar en la Cultura
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20090419

SEMINARIO I, CLASE 7: DE LA REPRESIÓN A LA DESMENTIDA DE LA FALTA


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David del Real: El final del verano

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CLASE 19/06/06:

Del sujeto dividido al seudo-sujeto

Hasta ahora hemos venido trabajando uno de los conceptos fundamentales, el de represión, a la luz de los primeros escritos freudianos.
Hoy nos vamos a trasladar a la actualidad, a un texto de Charles Melman llamado “El hombre sin gravedad” en el que propone que hay un cambio de estructuración psíquica, una mutación en la economía de la búsqueda del placer.
El funcionamiento de la economía psíquica fue planteada por Freud en el siglo pasado como regida por el principio del placer en choque con el principio de realidad, y con la represión consiguiente que desemboca en la neurosis.
En este momento hemos pasado a una economía psíquica donde la instancia dominante es la del goce, esto es, la falta de represión, lo que desembocaría en una perversión generalizada. Es la dinámica de la satisfacción basada en el no reconocimiento de la castración, de la falta, de la diferencia, el todo vale, conseguir ya el objeto del goce, la imposibilidad de mediatizar la demanda para dar lugar al deseo.

Desde una perspectiva del fenómeno, lo que está produciendo es el desarrollo del hedonismo, propiciar el disfrute, el placer, gozar a cualquier precio.
Y esto nos coloca a los psicoanalistas ante la imperiosa necesidad de decir algunas cosas, de reflexionar sobre esta situación, a sentarnos junto a los sociólogos, a los antropólogos, a los filósofos, a los teólogos y junto a todos aquellos que se sientan convocados a pensar.
Hay distintos foros donde se está hablando del advenimiento del “nuevo hombre”. Este nuevo siglo nos enfrenta a un hombre nuevo.
Desde el psicoanálisis estamos intentando pensar qué es lo que ha mutado, que es lo que se ha transformado en este nuevo hombre. Y lo podemos pensar a partir del concepto de sujeto dividido.
Desde este curso de Introducción al Psicoanálisis que estamos desarrollando es muy pronto aun para sumergirnos en este tipo de cuestionamientos porque recién estamos empezando a analizar que es esto de la teoría de la represión, del deseo, de la neurosis.
El sujeto dividido es el sujeto pertinente al psicoanálisis, el sujeto dividido por el inconsciente, el sujeto que no es dueño de su verdad, el sujeto que no sabe cual es su deseo. El sujeto dividido es aquel que duda. El sujeto cerrado es el sujeto de la certeza, del todo, de la no-falta.
La realidad a la que nos enfrentamos en este momento en la clínica, es que nos vienen a demandar desde un posicionamiento de sujeto total, de sujeto cerrado, de sujeto sin deseo. Y esto para el psicoanálisis no es un sujeto sino un seudo-sujeto
La paradoja es que sólo la falta define al sujeto. Y si no hay falta, no hay deseo inconsciente, y por lo tanto no hay advenimiento de sujeto

El sujeto se define por su singularidad, por la singularidad de su deseo inconsciente a partir de una falta que lo empuja incansablemente a la búsqueda del objeto perdido. Y que nunca será encontrado. El deseo por definición está condenado a permanecer insatisfecho. Uno puede ir realizando diferentes aproximaciones, uno está posibilitado ante esa falta de objeto natural a acceder a distintas representaciones de ese objeto, nunca al objeto presente. El objeto como tal que define el deseo es un objeto inalcanzable. Si lo circunscribimos al lenguaje edípico estamos hablando de lo que el niño tiene que renunciar para poder desear, renunciar al objeto de goce, a la madre.


La única posibilidad de tener una vida de realizaciones de deseo es renunciando al objeto de goce. Gracias a la renuncia de lo prohibido puedo elegir entre los sustitutos.

Decir deseo es decir búsqueda, el deseante es un cazador que sale con su red a buscar a la presa. Pascal Quignard habla del lector como el cazador por excelencia. Cada libro intenta encerrar esa presa, cada libro te lo promete y llegas al final, y no está allí. Entonces vas a otro libro, y nuevamente se escapa la presa. Esa es la historia del sujeto dividido.
Y el “nuevo sujeto” es el que cree tener a su alcance el objeto que lo satisface. El progreso, el enorme desarrollo técnico nos permite tener los objetos que obturan nuestros orificios, y nos enchufamos a aparatos cada vez de más alta calidad para escuchar y para ver sonidos e imágenes que obturan nuestros agujeros, nuestros lugares de goce pulsional.
Eso es el hedonismo que propone un sujeto de la perversión generalizada

Pretendo seguir el desarrollo histórico de cómo Freud va a ir sentando las bases de lo que Lacan llamará sujeto dividido y cómo a partir de allí va a proponer la teoría de la neurosis a partir de la falta de objeto.
Y también vamos a ir viendo este nuevo sujeto e intentando desmenuzar el concepto de perversión generalizada o de infancia generalizada, en relación a una clínica diferente a la que le tocó a Freud.
La clínica del siglo XX enfrentó al psicoanálisis a la demanda de ayudar a que el sujeto se libere de su neurosis, a que deje de ser torturado por la represión. Pero la clínica actual nos presenta un sujeto casi diríamos sin represión. Charles Melman nos habla de una nueva economía psíquica en donde la represión ha cedido lugar a la renegación o desmentida de la falta. Y este es el mecanismo que caracteriza a la perversión.
El padre como función, es el que en un primer momento separa: “con mamá no” ; y en un segundo momento une: “cuando seas grande vas a poder tener una mujer como mamá”. No al objeto presente mamá; si a una representación.
Y es allí donde se está jugando la llamada perversión generalizada: en la pretensión de la plena satisfacción.

¿Se ha vencido a la represión, en tanto secundaria? ¿Qué ha pasado con la represión primera, la urverdrängung? ¿ Que pasa con la ley? ¿Y con la función Nombre-del –Padre? ¿Y que pasa con lo sexual, con lo inconsciente?
En torno a estas cuestiones, a medida que en el desarrollo de nuestro curso se vayan convocando, las iremos considerando a la luz de las nuevas reflexiones.


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