"A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la pulsión de agresión y de auto destrucción. (...) Sólo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final? Freud, Malestar en la Cultura
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20090419

SEMINARIO I, CLASE 4: LA ÍNTIMA RELACIÓN ENTRE LA HISTORIA DEL SUJETO Y SUS SÍNTOMAS


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David del Real: Habitación con cortinas rosas


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CLASE 11/05/06:


Hoy vamos a trabajar el caso de Isabel de R.
Freud dice de él que es uno de los raros casos de histeria monosintomático. El la diferencia de lo que en la época se llamaban neurastenias. En esa época la palabra neurastenia remitía a enfermedades nerviosas, enfermedades de los nervios, neurológicas. Como si fuera una debilidad nerviosa, con localización orgánica, se hablaba de neurosis de órgano. También se solía hablar de hipocondría. Freud acuña el concepto de histeria de angustia para hablar de este tipo de histeria, acentuando el componente sintomático masivo que es la angustia.
En cambio, Isabel presenta una histeria rara porque es monosintomática, su problema es lo que en términos médicos se denomina astasia abasia, cierta parálisis, cierta dificultad al caminar, cierto dolor en la pierna derecha, cierta hiperalgesia, reacciona con una sensibilidad muy alta. Como Freud es neurólogo, somete a estas pacientes a exámenes muy rigurosos.
Freud es muy buen clínico y percibe que ante las pruebas a las que la somete la paciente presenta en su rostro una expresión singular más bien de placer que de dolor.

Va a distinguir tres tipos distintos de pacientes según la reacción a las pruebas: una reacción clara y definida se correspondería a una patología orgánica; una reacción más difusa en el caso de las neurastenias; y las reacciones típicas de la histeria que define como “una expresión singular más bien de placer que de dolor”. Además, si bien el dolor en la pierna era un problema que le importaba, siempre daba la sensación de estar preocupada por otra cosa, su atención estaría retenida por pensamientos ocultos.
Este historial de Freud nos va a permitir ver la intima relación entre la historia del sujeto y sus sufrimientos, y sus síntomas. Antes de Freud los síntomas histéricos no tenían relación sino con el útero, de allí el nombre de neurosis histérica ( de hysterum: útero).

Entonces, estos son los factores que van a llevar a Freud a concluir que estamos ante un caso de histeria:
- en primer lugar, que su atención no se hallaba retenida por el dolor sino por algo distinto, pensamientos y sensaciones a ellos asociados;
- su determinación mixta, en el sentido de que el síntoma se apoyaría en un reumatismo muscular;
- y por último que la demostración del dolor es menos clara, esta mezclada con una expresión de placer, como si se recreara en el dolor.
Ahora hablamos de goce para referirnos a este estado. ¿En que se diferencia el placer del goce? Un ejemplo extremo que puede servir es el de las toxicomanías. Cuando uno bebe una copa de vino, eso es placer, cuando uno tiene que beber sin poder parar desde que se levanta hasta que se acuesta, eso es goce. Es algo que lo esclaviza y del que no puede desprenderse. O la del sado masoquista que disfruta con el dolor. Pero ojo que la cuota de goce no solamente tenemos que buscarla en toxicómanos o perversos, sino que también forma parte del funcionamiento pulsional de todos los neuróticos.
O también una enfermedad psicosomática que tiene absolutamente tomado un órgano, allí podemos hablar de goce de órgano, goce que te lleva a la muerte.
Tampoco se trata de demonizar al goce. Hay que poder conciliarlo, poner un poco de goce en la vida. Es aceptar los límites: eso que intentas llenar es imposible de llenar.
Freud va a enunciar Eros y Tánatos, sexualidad y muerte, como los dos principios a partir de los cuales explicar el funcionamiento del aparato psíquico.

Pero sigamos con Isabel de R. Le llama la atención por desacostumbrada, por fuera de lo común la localización del síntoma. Entonces hace un examen detenido de la musculatura de las piernas y descubre que hay una consistencia de ciertas durezas que va a diagnosticar como reumatismo muscular crónico. Y va a hacer una conclusión, que es que en las manifestaciones somáticas fuera de lo común, cuando diagnosticamos una histeria y el síntoma está localizado en una zona fuera de lo común, debemos suponer que se está apoyando en una base orgánica. Sirve para que el dolor se intensifique. Y allí entra la conversión.

Freud hace una observación, que el cree que Isabel sabía las razones de su enfermedad. Un saber del que ella no terminaba de saber. Y esto es importante, porque él está intentando definir ese espacio psíquico que después constituirá el objeto propio de su nueva disciplina.
En este caso Freud va a desarrollar lo que el llama el primer análisis completo de una histeria. Lo de completo tenemos que entenderlo en función del desarrollo de la teoría hasta ese momento. Freud va a trabajar los conflictos preconscientes. No llega a profundizar el nódulo inconsciente, el deseo inconsciente de Isabel, aunque sí señala el lugar privilegiado en relación al padre. De la madre lo que nos dice es que era una mujer enferma. El tema es que los primeros síntomas aparecen a partir de que ella empieza a cuidar del padre, después de una crisis cardíaca. Durante una larga convalecencia Isabel hace de enfermera. Durante esa época aparecen los primeros dolores en la pierna, pero que al tiempo desaparecen y ella no les da importancia. Freud dirá que esta primera aparición del dolor no debemos entenderlo como síntoma de conversión sino, como indicio de su reumatismo.
El padre se agrava y muere. Esto deja un vacío enorme para ella, que se constituye en pilar de la familia, y se propone que su madre y sus hermanas recuperen la felicidad.
Lo que pasa es que la hermana mayor se casa, y surgen enfrentamientos con el cuñado.
Por suerte se casa también la segunda hermana y el nuevo cuñado se acomoda mejor a lo que Isabel espera de un hombre.
Una enfermedad en la vista de la madre obliga a una intervención quirúrgica, con lo cual nuevamente a Isabel se le derrumba su pretensión de que su madre esté tranquila, feliz….completa. Este sería el nivel inconsciente, ser lo que completa a la madre, porque no soporta la idea de lo que llamamos la castración del Otro.
Por suerte la operación tiene éxito, Isabel se relaja, y ahí es cuando le reaparecen los dolores. Freud dice, es como si ella decidiera que ahora le toca a ella ser cuidada.
Y extrae una conclusión muy interesante, dirá que es de esperar que todos los cuidadores de enfermos cierta propensión a la histeria porque durante el período que han estado cuidando al paciente han tenido que aparcar sus intereses. Es a partir de allí que Isabel se permite que afloren sus deseos. Y surge el conflicto: represión, conversión y dolor en la pierna.
Freud le pregunta sobre los acontecimientos de esa época. Y ella atribuye sus dolores a que fue de excursión, que caminó mucho, etc. Pero Freud sospecha que allí hay algo del orden del conflicto psíquico, además del paseo, algún pensamiento o emoción, pero ella no sabe, no contesta.
El tema es que nuevamente se desencadena la tragedia, porque la segunda hermana estando embarazada sufre una crisis cardiaca y muere. Nuevamente se le plantea a Isabel intentar cuidar a la familia. Pero sus dolores ya no la abandonan.
Ella reprocha a su cuñado haber embarazado nuevamente a su hermana provocando la tragedia y al médico que no controló el riesgo. Ella en este momento no lo puede reconocer, pero está poniendo el reproche afuera porque lo que no soporta es el reproche adentro, su auto-reproche por el reconocimiento del deseo hacia su cuñado. Es una manera de proyectar este reproche.
¡Que persona tan horrible tiene que ser para la mentalidad de Isabel alguien que tenga esos sentimientos!. Es que el desear al marido de la hermana es el prolegómeno de un mucho en el relato.

Aquí Freud se pregunta cual es el misterio en toda esta historia, porque con los datos que Isabel ha aportado lo que tenemos es una conmoción anímica que no alcanza por sí misma para sostener el desencadenamiento de tales sufrimientos.
¿Porqué la sujeto había enfermado de histeria? ¿y porqué había tomado la forma de abasia? Freud va a hacer una valoración de la determinación del síntoma, es decir, va a señalar cuales son los factores que determinan que un músculo de la pierna sea elegido
como lugar de conversión. Va a descubrir una múltiple conexión asociativa

En primer lugar dirá que el síntoma histérico elige como lugar de conversión una zona corporal predispuesta por estar focalizado ya allí una lesión orgánica. Sería una determinación por predisposición somática.
En segundo lugar hablará de una conexión por simultaneidad de impresiones: ese lugar de dolor era también donde se apoyaba el pié del padre mientras Isabel lo curaba.
En tercer lugar dirá que el dolor en la pierna sustituirá al dolor anímico del reproche; una sensación somática simbolizará una sensación psíquica. Es lo que llama una determinación simbólica del síntoma.
Nosotros desde Lacan lo traducimos como sustitución metafórica. Que es una de las formas de determinación significante que Freud ya subraya en estos sus primeros escritos. Veamos dos ejemplos de lo que el llamará determinación alusiva
Lo refiere concretamente a dos significantes: dice:”…observamos que la enferma cerraba el relato de toda una serie de sucesos con el lamento de haber sentido dolorosamente lo sola que estaba” Lo sola que “estaba”. Stehen -estaba en alemán- equivale también a estar de pié.
Y además Isabel no se cansaba de repetir lo doloroso que para ella había sido el sentimiento de impotencia, la sensación de que no lograba avanzar un solo paso en sus propósitos de hacer feliz a su madre. “No-lograba-avanzar-un-solo-paso”. Su síntoma reproduce al pie de la letra este significante. Es Freud quien ya en 1895 está subrayando la determinación significante. No es algo que se inventa Lacan.
En la epicrisis habla del caso de Cecilia, que trabajaremos la próxima clase, porque lo trae justamente para ejemplificar el caso de la determinación simbólica del síntoma, es decir, de cómo actúa la conversión apoyándose en el significante.

El tratamiento de Isabel significó un laborioso procedimiento de descubrimiento y supresión por capas sucesivas del material patógeno constituido por recuerdos. Podemos dividirlo en cuatro períodos.
1º período del tratamiento: descubrimiento del motivo de la primera conversión.
¿Cuál era la impresión psíquica enlazada al primer dolor de piernas?
El trabajo de la resistencia impide a la paciente realizar asociaciones hasta que Freud emplea la orden sugestiva con imposición de manos. Y así evoca una situación de conflicto, una salida con su joven enamorado y esa tarde el estado de salud de su padre enfermo empeora. Esta servida la escena para que Isabel se reproche haberse permitido ese momento de felicidad.

2º período del tratamiento: descubrimiento del porqué de la zona del síntoma.
Lo que parecía una histeria monosintomática encubría una multiplicidad de síntomas que se sumaban en la misma zona.
Había una conexión entre las diversas funciones de las piernas – en pié, caminando, sentada, acostada- con multitud de escenas dolorosas, lo que explicaban la abasia como una parálisis asociativa psíquica de las funciones.
Además, en la determinación de la abasia había intervenido otro mecanismo que Freud llama alusivo o simbólico, lo que le permite dar una nueva explicación de la abasia, como una parálisis funcional simbólica
3º período del tratamiento: descubrimiento del nódulo del conflicto
Investigando el momento en que aparecieron los dolores, Isabel recuerda que fue después de un estado de ensueño en el que deseó ser amada por un hombre como su cuñado.
Van quedando claros los términos del conflicto psíquico, que concluyen ante el lecho de su hermana muerta al pensar: “ahora ya está él libre y puede hacerme su mujer”.
Esta era entonces la representación intolerable contra la que se alzó la defensa: represión de la representación que pasó a formar parte de un grupo psíquico separado de la consciencia, y conversión de la excitación psíquica que pasa a inervar una zona somática propicia naciendo el dolor.
Queda así demostrada la génesis del síntoma histérico a partir de un conflicto y su defensa
4º período del tratamiento: la derivación por reacción del afecto retenido
La interpretación de Freud del amor por su cuñado es rechazada con protestas indignadas por Isabel. Freud la consuela diciéndole que nadie es responsable de sus sentimientos. Además, le dice, el hecho de que hubiera enfermado es prueba de su alta moralidad, pues la conversión es el resultado de su conflicto moral
Freud se aplica a procurar la derivación por reacción investigando los comienzos de la amorosa inclinación relegada inconsciente.
Estas reminiscencias abrieron los ojos a Isabel demostrándole la existencia dormida de dicho amor.

En la Epicrisis nos dirá que se trata de una histeria de retención influenciada por la prolongada asistencia al padre enfermo, que la obligó a apartar su atención y retener multitud de impresiones personales en espera de derivación. El nódulo del caso, el amor por su cuñado, no fue percibido con plena consciencia en su momento, y más tarde se enquistó como cuerpo extraño. El estado de Isabel con respecto a dicho amor era: conocerlo e ignorarlo al mismo tiempo.
¿Cómo podía suceder esta disociación de la consciencia? Por efecto de la defensa del yo, esto es la represión de la representación intolerable y la conversión del dolor psíquico en dolor físico.
Freud va a diferenciar el momento traumático:es aquel en que se hace plenamente consciente el sentimiento incompatible que pasa a ser reprimido; del momento de aparición del síntoma : es aquel de la reminiscencia de dicho conflicto pues la conversión no habría tenido efecto en ocasión de la represión sino de la reminiscencia o retorno de lo reprimido, suscitado por otra nueva impresión.
Es por ello que Freud recalcará que la histérica sufre de reminiscencias
Esta condición bifásica, impresión traumática más rememoración a partir de nueva impresión, la apoyará Freud trayendo otro caso, Rosalía H.


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