"A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la pulsión de agresión y de auto destrucción. (...) Sólo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final? Freud, Malestar en la Cultura
.

20090420

SEMINARIO II, CLASE 13: LA APORÍA GOCE-DESEO EN LA ANOREXIA-BULÍMIA


.




Matisse: Mujer de la ánfora





CLASE DEL 02/05/06

¿Separarse o fusionarse al Otro?
El deseo de larva
La madre cocodrilo


Vamos a ver la dialéctica deseo-goce en la anorexia-bulimia comparándola con la histeria.
La primera reflexión que nos tenemos que hacer es que esto del deseo y del goce, a la hora de la verdad tienen que encontrar su articulación. El neurótico tiene que intentar hacer compatible el deseo y el goce. La palabra goce remite a lo pulsional. Y la palabra deseo remite al campo simbólico, el campo de la sublimación, al campo del amor.

¿Cómo es la estrategia de la histeria en relación a esto de la dialéctica goce-deseo?
El objetivo de la histérica es mantener el deseo insatisfecho, porque el ser gozada por el Otro, ser convertida en objeto de goce es traumatizante. “¡Tú sólo me quieres para follar!” . Ella prefiere hacerse desear. Si desea mantener el deseo insatisfecho es porque convertirse en objeto de goce es vivido como objetalizante, como si la convirtieran en una cosa. Lo que la histérica reclama es que se considere su ser.
Hoy en día nos encontramos que prevalece otra estrategia, no la de la represión sino la del goce. Se está promocionando la cultura del goce, el consumismo rápido puesto en los objetos. El sujeto deseante no cuenta.
Charles Melman en “El hombre sin gravedad” propone que hay un cambio de estructuración psíquica, una mutación en la economía de la búsqueda del placer. El funcionamiento de la economía psíquica fue planteada por Freud en el siglo pasado como regida por el principio del placer en choque con el principio de realidad, y con la represión consiguiente que desemboca en la neurosis. En este momento hemos pasado a una economía psíquica donde la instancia dominante es la del goce, esto es, la falta de represión, lo que desembocaría en una perversión generalizada. Es la dinámica de la satisfacción basada en el no reconocimiento de la castración, de la falta, de la diferencia, el todo vale, conseguir ya el objeto del goce, la imposibilidad de mediatizar la demanda para dar lugar al deseo.
Esta satisfacción compulsiva de la demanda lo que va a provocar es un brote contrario de rechazo de la demanda en defensa del deseo.

Esto es lo que intentamos explicar en la anorexia como una aporía goce-deseo.
La anorexia como fenómeno emergente en nuestra época viene a ser como una denuncia del triunfo del todo vale del consumismo. La hipótesis es que la ley de prohibición del goce está debilitada, estamos ante la debilidad de la metáfora paterna.
“Papá cómprame las Nike”. “Papá, cómprame la iPod”. El niño es el gran consumista que siempre demanda las marcas más caras. Y el padre cae en la trampa del mercado, de la imagen del puro prestigio, del discurso del amo, que le cuelga el rótulo de “fracasado” si no sostiene dicho consumo.
Perversión generalizada en tanto no hay reconocimiento de la falta, falta fundante que permitiría impulsar una economía distinta a la del goce, la economía del deseo.

El goce por definición es el triunfo parcial de la pulsión, y en su repetición mortífera se muestra el dominio de la pulsión de muerte. La anorexia restrictiva que desemboca en la muerte real.



Decimos que en la anorexia se juega una aporía en relación al goce y al deseo, una contradicción. Hay dos objetivos que se oponen. Una de las maneras de entender la estrategia anorexia es intentar que la madre deje de darle la papilla asfixiante y le de signos de amor. En este caso la estrategia anorexia privilegia el deseo, que es el signo de amor, en contra de lo que es el cuidado materno de la alimentación. Es un intentar separarse del Otro.
Pero el punto importante es que paralelamente a este intento de separarse del Otro convive la estrategia opuesta. Por un lado la anoréxica intenta por todos los medios con su rechazo decirle ¡no! al intento de llenar la necesidad; para así decirle: “deja abierta la posibilidad del deseo, muéstrame tu falta y así yo puedo desear, es decir, ser deseada”.
Y al mismo tiempo el movimiento contrario, es decir, intentar refusionarse con el Otro, intentar ser un todo completo con el Otro mortífero, es despeñarse hacia la muerte.

Hay un concepto que usa Lacan al referirse a la anorexia, el “deseo de larva” que encierra en sí mismo esta aporía de la que hablábamos. Larva es la ausencia de deseo, larva es la simbiosis, es chupar al otro.

La anoréxica con su no comer, con su ir adelgazando hasta borrarse, es la manera que tiene para ser vista. Su rechazo es la manera que reclamar que la acepten . Son estrategias extremistas. Su rechazo a la comida es su defensa para no ser devorada por el Otro asfixiante. Pero esto es una parte de la verdad. La otra parte es que su intento de fusionarse se traiciona y con la bulimia cae nuevamente en la fusión.

En relación a esta paciente que veíamos la clase pasada, la comida cae en un recipiente, al final del aparato digestivo. Ella dice que no sabe donde está el estómago. La confusión de la anoréxica es que el vacío del estómago está puesto en lugar de lo que Lacan llama el “vacío-en-ser”. El vacío en relación al deseo no es el vacío del estómago, no es el vacío de un objeto mensurable, de un objeto de tener, es un vacío de ser. El mecanismo de distorsión es que la defensa de su vacío de ser lo ubica en su estómago, en su vacío de tener. Entonces todo el cuerpo interior está imaginarizado. Lo que está en juego no es el alimento, el objeto de la necesidad, sino el objeto de amor. Mientras ella siga colocando en el estómago el vacío de objeto, estará intentando una construcción condenada al fracaso. La denuncia de ella es pertinente: “quiero que me den un lugar como ser, no solamente un lugar de depósito de comida”.
Su lucha de liberarse de la madre devoradora, le juega en contra en tanto ella sigue pegada a la madre. Si por definición la madre de la anoréxica es la madre del cuidado alimenticio, la madre nutricia, la madre completa, en contra de esta madre ella tiene que encontrar la madre del signo de amor, la madre incompleta, la madre a la que le falta algo, la madre que desea. La madre tiene que poder mostrarse faltante con ella.

El otro concepto que tenemos que trabajar es el tema de la madre cocodrilo, el niño absolutamente sometido al goce de la madre. La madre cocodrilo es aquella que tiene entre sus fauces al hijo, y la única posibilidad que tiene de no ser devorado es que el padre ponga el palo. La anorexia con su identificación momificante hace de su cuerpo flaco el palo que detiene las fauces de la madre. El rechazo, el comer nada, es una manera de suplir la carencia del nombre del padre, así como en la psicosis decimos que el delirio es un intento de compensar la forclusión del nombre del padre.



Estamos ante la idea de que, o el deseo de madre pasa a ser metaforizado por el nombre del padre con lo cual adviene la separación del hijo, o ante la forclusión del nombre del padre el deseo de madre se cierra sobre el hijo con lo cuál se transforma en madre gozadora.

En el caso de la bulimia tenemos que entender el vómito como una forma de poner límite al llenado. Es un intento de recuperar el vacio. En ese sentido cumple una función similar a la del nombre del padre. Lo que pasa es que como la bulímica ya está en la cadena de repeticiones, el vomitar, en un primer momento le sirve para seguir comiendo, es decir, le sirve para vaciar el estómago y volver a comer. Pero este ciclo, en un determinado momento es tan automatizado, que ya pasa a ser independiente por sí mismo. Y entonces el vómito pasa a ser la razón de ser por si misma, el vómito, la sustracción, el vacío como razón de goce máximo. Es como si dijéramos: come para vo mitar. Si en un primer momento vomita para seguir comiendo, en un segundo tiempo, come para vomitar.
También vomita para rechazar el alimento, en contra de la madre. Es uno de los términos de la dialéctica, el del deseo, el que tiene que ver con intentar separarse del Otro. Pero cuando queda apresado en el propio mecanismo de vaciamiento, por el cual el vaciamiento en sí es el goce, hay una especie de obscenidad en este mecanismo.

Resumamos los postulados de la lógica histérica presente en la anorexia:
- la esencia del deseo no tiene que ver con el ser sino con el tener.
- cerrarse a la dialéctica de la demanda para abrir la del deseo
- mantener el deseo insatisfecho para poder ser en el deseo
- no ser el objeto de goce masculino para indicarle el más allá de la trascendencia insatisfecha del deseo.
- adquirir el valor fálico de un objeto que vale porque no se puede poseer del todo.

La paradoja anoréxica más allá de la lógica histérica:
- sustracción del sujeto a la demanda del Otro que asfixia, sustraerlo del goce a favor del deseo
- abandono del sujeto al goce por la nostalgia del todo
- un deseo aporético: separarse del Otro<->fusionarse al Otro
- comer nada: objeto separador del Otro
- la anoréxica goza con el ideal de su cuerpo fetiche

La lógica del goce bulímico:
- no vomita para continuar comiendo sino que come para continuar vomitando.
- el vómito instaura el vaciamiento, la nada, el límite como prótesis de la función paterna
- la comilona como triunfo de la pulsión, sumisión del deseo ante el goce.


.