"A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la pulsión de agresión y de auto destrucción. (...) Sólo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final? Freud, Malestar en la Cultura
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20090419

SEMINARIO I, CLASE 5: LA DETERMINACIÓN SIMBÓLICA DEL SÍNTOMA


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David del Real: Genio


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CLASE 25/05/06:

Los casos de Isabel, Rosalía, Cecilia
El conflicto como causa
La sobredeterminación del síntoma
La determinación significante
La teoría del doble trauma
La resistencia

Estábamos viendo el caso de Isabel de R, en el que Freud nos muestra la íntima relación de la historia del sujeto con sus síntomas. Y esto es la base de cualquier psicoanálisis.
Habíamos visto como Freud va guiando al descubrimiento de lo que es la primera impresión psíquica que Isabel puede asociar a este dolor de piernas que trae. Como ella no asocia con nada, Freud recurre a la imposición de manos y a la orden sugestiva: “Cuando le ponga la mano en la frente aparecerá un pensamiento en su mente, dígame de lo que se trata pues ahí vamos a encontrar el camino”. .
Y surge una escena de su pasado, recuerda una salida con el novio, el agravamiento del padre, el autorreproche por haberse permitido ser feliz y surge alli el conflicto

La palabra conflicto es una palabra fundadora, es un elemento teórico fundamental, porque no nos olvidemos que Freud está construyendo su teoría psíquica de la histeria; es decir, el conflicto es el elemento psicológico por excelencia en el cual él apoya la histeria. Antes se hablaba de degeneración nerviosa, de cuestiones innatas, heredades, cuestiones orgánicas, neurológicas; el va a hablar de conflicto psíquico.
Este conflicto es el que se genera entre el Yo y las representaciones intolerables, en este caso, son del orden de haber disfrutado cuando su padre estaba sufriendo.

La segunda pregunta importante que Freud le hace a la paciente es: ¿en que momento le surgieron los dolores? Freud ya tiene lo que sería el contenido del trauma psíquico; ahora lo que le interesa averiguar es en qué momento se produjo la conversión. Y lo que Isabel dice es que en ese momento no tuvo dolor de piernas. Lo que sí recuerda es que en algún momento en esos años sufrió algún dolor pero que desapareció.
Freud, como buen neurólogo había sometido previamente a la paciente a un detallado estudio neurológico, y había detectado una zona diríamos propensa a los dolores, porque había algo reumático.

Hasta aquí entonces subrayemos la conclusión teórica que saca Freud: la aparición del dolor, es decir, la aparición de la conversión requerirá de un segundo trauma que este asociado al primer trauma. Es lo que después enunciará diciendo: las histéricas sufren de reminiscencias. Es decir, la histérica sufrirá el dolor cuando el recuerdo del primer trauma reaparezca. En elaboraciones posteriores Freud hablará del retorno de lo reprimido. En el momento en el que a ella le aparece una representación intolerable del orden de atracción por su novio ante el padre enfermo, esa representación intolerable es reprimida, y cuando retorna más adelante ante otra situación asociada, es allí, ante la reminiscencia, ante el recuerdo, ante el retorno de lo reprimido, que se producirá la conversión.
Es como un mecanismo bifásico, la teoría del doble trauma, hacen falta dos traumas asociados para que haya síntoma histérico. Una segunda impresión psíquica que tiene que tener un vínculo asociativo con la primera, ambos de naturaleza sexual.

Hay otra cuestión que retomaremos luego cuando veamos “El caso Cecilia” y es la determinación del síntoma, que hay que diferenciar de la causa del síntoma.
La causa del síntoma la define como un conflicto entre el Yo y una representación intolerable, a consecuencia de la cual el Yo recurre a un mecanismo de defensa. Este mecanismo de defensa se conforma como la represión de la representación intolerable y la conversión del afecto, que se va a localizar en una determinada zona somática.

Y aquí viene la pregunta por la determinación del síntoma: ¿porqué en la pierna y no en otro lugar? ¿qué es lo que determina esa localización?
Lo que Freud nos dice en el caso de Isabel de R. es que hay una múltiple determinación o sobre-determinación. Por un lado, la elección de la pierna obedece a que, simultáneamente a la situación conflictiva ella adolece de un dolor reumático; es decir, la simultaneidad con el conflicto y la facilitación somática, hay algo que posibilita somáticamente que sea en la pierna.
Pero además hay otra determinación que Freud llama por conexión asociativa. Dirá que la abasia, la dificultad en la pierna, es una parálisis asociativa psíquica de las funciones.
Y hace un detallado seguimiento de cómo aparecen los dolores cuando está acostada, o caminando, o sentada. Y va a descubrir en cada una de estas funciones diferentes conexiones que él explica asociativamente. Otra conexión asociativa es la que tiene que ver con la posición de la pierna, de soporte de la pierna del padre: es donde se apoyaba el padre donde se localiza el síntoma de Isabel.
Y además Freud hablará de una tercera determinación, lo que le llevará a decir que la astasia abasia de Isabel es una parálisis funcional simbólica, y es la determinación por simbolización. Es la determinación metafórica, la que se apoya en expresiones verbales, dichos o refranes, en el caso de Isabel era “no poder dar un paso”. No poder dar un paso en la realización de su deseo, esa expresión metafórica tomada al pié de la letra se transforma en una parálisis. Este es un mecanismo que es importante subrayarlo y lo vamos a retomar en el “Caso Rosalía” y en el “Caso Cecilia”, que son los que Freud cita al final de este escrito, pues los pone para ejemplificar esta determinación del síntoma por el proceso de simbolización.

Aquí es importante hacer una aclaración. Tenemos que encuadrar estas puntuaciones lingüísticas dentro de lo que es la época, Freud es un neurólogo que está tratando construir una teoría científica de los trastornos histéricos, y en ese recorrido en busca del mecanismo psíquico se encuentra con esto, con la estructura del lenguaje, absolutamente al margen de la “lingüística estructural” que por esos años formularía el profesor Ferdinand de Saussure.
Lo interesante es que esto es lo que Lacan va a rescatar para relanzar la teoría freudiana, a partir de lo que el llama la determinación significante.

Esta determinación simbólica que Freud subraya en el mecanismo del síntoma histérico, lo retomará en todo un volumen que se llama “Psicopatología de la vida cotidiana” donde analizará los lapsus, los olvidos, los chistes o ingenios o juegos de palabras. Es decir, los trabajos del significante. Y será en una de sus obras más conocidas “La interpretación de los sueños” en donde la determinación simbólica o significante adquirirá el estatuto más acabado de concepto fundamental: de cómo el inconsciente, es decir lo reprimido, utiliza la estructura significante para retornar a la conciencia.




Otra cuestión que aparece en el tratamiento de Isabel que Freud subraya es el tema de la resistencia. Ese es un punto que se posibilita a partir de que Freud progresivamente va comprobando las dificultades del tratamiento hipnótico. Y en la medida en que va abandonando la hipnosis le va a permitir darse cuenta de que hay una dificultad en su relación con el paciente que él no toma como algo que está mal hecho, sino como un signo más a tener en cuenta. Es decir, las dificultades a él le sirven para avanzar.
Entonces, va a definir como resistencia un mecanismo que es de la misma entidad que el mecanismo de represión. Si la represión es un mecanismo que fuerza a una representación a salir del campo de la consciencia, provocando una disociación, en el fenómeno de la resistencia entra a jugar el mismo mecanismo.
El mismo empuje, pero esta vez puesto para que no emerja. La represión es para ocultarlo, y la resistencia es para que no retorne.
Estos son puntos interesantes pues van complejizando sus desarrollos teóricos, dando forma a lo que será su Teoría de las Neurosis.

Llegamos al último momento del trabajo de Freud con Isabel. El descubre por fin el nódulo del conflicto: que esta joven estaba enamorada de su cuñado, y no quería reconocerlo. Cuando Freud se lo explicita, ella protesta airadamente, y él le dice, que si ella está sufriendo estos dolores y síntomas, es porque justamente está dando pruebas de su alto rigor ético y moral. Eso sirve para que la resistencia se desmorone, para que Isabel se pueda desenmascarar a si misma y empezar a recordar multitud de escenas que confirman este sentimiento.
A partir de allí empieza la derivación por reacción, puede poner en palabras todo aquello que en su momento había rechazado.
Freud crea el concepto de histeria de retención, es decir, así como todos aquellos afectos retenidos crearon la histeria, su derivación por reacción la hace desaparecer.

Vamos a ver ahora “El caso Rosalía”
Es una joven huérfana que es acogida por sus tíos. En esta casa ella cuida a los niños; su tío es un personaje maltratador de la mujer y de los hijos, y además persigue sexualmente a las empleadas domésticas.
El síntoma que trae Rosalía es opresión en la garganta que le impide cantar.
Cuando Freud la interroga sobre las cuestiones que le preocupan, ella saca el tema del tío. Como no lo soporta decide irse a la casa de otros tíos. Estos nuevos tíos la reciben muy bien, tienen un piano y ella puede volver a cantar. Aunque resurgen los problemas vocales. Narra entonces los problemas con la tía. Esta tía tiene una frustrada vocación musical y entra en competencia con Rosalía, a tal punto que cada vez que el tío le pide a su sobrina que cante la tía monta en cólera Con lo cual Rosalía se ve obligada a tocar y cantar cuando la tía no está. Un día estaban tío y sobrina en esta escena musical y vuelve la tía sorpresivamente. Ella entonces rápidamente se retira del piano.
Este es entonces el caldo de cultivo de los síntomas de Rosalía. Lo que Freud va a interpretarle es en relación a la aparición del síntoma de opresión en la garganta, que las escenas que ella trae tienen que ver con situaciones en donde, así como con el tío primero había tenido que tragarse sus contestaciones, no replicar a sus improperios, las otras escenas que ella relata también tienen que ver con personajes que la hacen objeto de ofensa, y ella en vez de derivar por reacción, lo que hace es tragar.
Entonces Freud señala cómo esa opresión en la garganta simboliza lo no dicho.
Pero un día la paciente aparece con un nuevo síntoma. Se quejaba de un cosquilleo en los dedos que la obligaban a hacer unos rápidos movimientos con las manos.
Y asociando en relación a este síntoma, aparece una nueva escena de ofensa recibida y sin respuesta, escena en la que aparece el primer tío persiguiéndola sexualmente.
Y es al contar esta escena que ella representa el rechazo hacia el tío con unos rápidos movimientos con las manos, como los que le aquejan desde hace unos días. Un tío por otro tío. En ambos casos ella se siente víctima de una injusta sospecha…de estar seduciendo al tío.
Y aquí Freud se detiene; no terminamos de saber la parte que le toca a Rosalía en los hechos que se le imputan.

Por último, Freud cita “El caso Cecilia” al que caracteriza como un caso de “psicosis histérica de extinción”.
Una aclaración. El término psicosis en el psicoanálisis actual se refiere a una estructura diferenciada con respecto a la neurosis, estructura esta última en la que incluimos a la histeria. Por lo tanto, si hablamos de histeria en principio estaríamos excluyendo la psicosis. Sin embargo algunos analistas, ante cuadros graves de histeria con alucinaciones, se toman la licencia de hablar de psicosis histérica, manifestando así la dificultad del diagnóstico diferencial en algunos casos límite.

Cecilia viene con una neuralgia facial que sufre desde hace 15 años. Y su aparición coincide con una enfermedad en los dientes de resultas de la cual le han extraído siete piezas dentarias. Freud la somete a hipnosis y le ordena que cuando se despierte habrán desaparecido todos los dolores. Y efectivamente, se le va el dolor, aunque Freud sabía que el dolor reaparecería. Unos meses después reaparecen los dolores, pero de una manera espectacular: bajo forma de ataques histéricos sucesivos que se le reproducen cada doce horas durante tres años. Y cada ataque Freud lo analiza detenidamente y construye una especie de proceso del ataque. Esta es una paciente a la que atienden simultáneamente Freud y Breuer. Están los dos a disposición de ella las 24 horas. Los biógrafos suponen una relación familiar entre alguno de los dos y Cecilia.
Y a esta serie interminable de ataques en donde hay, no sólo dolores sino, alucinaciones, reacciones de angustia, de ira, Freud intenta descifrar y encontrar una periodicidad, algo que marque un mecanismo. Medir, delimitar, definir, ordenar, es lo que el método científico impone, y a partir de allí poder generalizar.
Y la conclusión que saca es que la paciente necesitó revivir de nuevo en cada ataque, cada una de las escenas de su pasado que habían quedado sin derivar. Y a través de esa repetición alucinatoria poder extinguir lo que estaba retenido. Por eso la llama psicosis histérica de extinción. En cada crisis se trataba de revivir de nuevo la escena traumática.
Y antes de revivir la escena, ella se veía invadida por un afecto inexplicable, afecto que podía ser angustia, o agresividad, o depresión. Pero no sabía porqué era, y entonces lo que hacía era relacionarlo con algo que le había ocurrido el día anterior. Pero al rato le aparecía el ataque. Es decir la manifestación de la angustia, del afecto, era el preliminar del ataque. Ella ponía en escena, en el aquí y ahora, esa escena traumática vivida en el pasado. Se despachaba a gusto. Terminaba aliviada, automáticamente desaparecía su angustia, los dolores, y se quedaba tranquila. Hasta que a las 12 horas reaparecía nuevamente en otro episodio que sucedía cronológicamente al anterior. Era como dar vuelta otra página de su vida y ver aparecer una nueva imagen que descifrar, imagen que reclamaba una leyenda al pié.

Freud se encuentra con que el pasar página de cada escena de la vida de Cecilia lo conduce cronológicamente al momento de la neuralgia facial motivo de la consulta original. ¿qué es lo que aparece? La paciente asocia con la época en que estaba en desavenencias con su marido, y en concreto un diálogo en el que su marido le decía algo muy ofensivo. En ese momento de la reminiscencia ella da un grito ante Freud y se lleva la mano a la mejilla. Y dice “La ofensa verbal de mi marido fue como si me hubiera dado una bofetada”. Ahí termina el ataque y desaparece el dolor hasta el día siguiente.

Allí está claramente representada la determinación simbólica del síntoma, la neuralgia facial reproduce simbólicamente el dolor psíquico de la ofensa recibida.
También actúa como factor determinante en la elección de esta zona, la predisposición somática dado que la paciente había sufrido dolor de muelas.

Al día siguiente ella vuelve con otra nueva neuralgia, una nueva capa de sedimentación traumática, una nueva página a traducir, donde nuevamente aparece una ofensa verbal.
Por fin, dice Freud, nos sumergimos quince años atrás, hasta el primer ataque de neuralgia, se trataba de un típico conflicto de intereses entre situaciónes de carga moral intolerable. Y a partir de allí ella crea un sistema de defensa, de represión y conversión, siempre utilizando la conexión de simultaneidad, porque allí hay una zona sensible. Hasta que con la aparición de la conversión por simbolización el síntoma se fija.
Hasta ahora siempre va a encontrar el factor de facilitación somática: un reuma, una enfermedad dentaria, algo que hace que esa zona somática sea susceptible. Pero además encuentra los factores de conexión asociativa y de conexión simbólica.

Conclusiones:
- El dolor histérico surgido originalmente por conversión se apoyaba en un dolor real que existía simultáneamente. Pero las posteriores escenas traumáticas generadoras de neuralgias faciales utilizaron la determinación simbólica para reforzar la conversión.
- La zona tiene que estar predispuesta para ser fuente de dolor histérico, pero, además, hay que tener la capacidad histérica de represión-conversión.
- La histérica sufre de reminiscencias; la histérica sufre del retorno de lo reprimido. Es la condición bifásica o teoría del doble trauma. Para que surja el síntoma a la impresión traumática primera hay que agregarle su rememoración a partir de una nueva impresión.
- La vida sexual se presta particularmente para dar contenido al trauma.


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