"A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas de la pulsión de agresión y de auto destrucción. (...) Sólo nos queda esperar que la otra de ambas potencias celestes, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final? Freud, Malestar en la Cultura
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20090420

SEMINARIO 1, CLASE 17:PSICOLOGÍA DE LOS PROCESOS ONÍRICOS





David del Real: Pareja...



CLASE 7/12/06

El paralelo entre los sueños y el síntoma
La determinación significante y la ley del deseo
El inconciente y las reglas de la retórica
La regresión del sueño y el deseo alucinado
La indestructibilidad del deseo inconciente


Vamos a encarar hoy el capítulo VII de la Traumdeutung que lleva por título “Psicología de los procesos oníricos”. Es uno de los capítulos claves de esta obra, donde pone en gráfico los rudimentos de funcionamiento de lo que el llama “el sistema Psi”, del aparato psíquico, intentando dejar claro que no le quiere dar ninguna adscripción neurológica al sistema. El utiliza el modelo del sistema de reflexión en el aparato óptico.

Desde Lacan podemos decir que este sistema responde al funcionamiento significante, funcionamiento que abarca no sólo los procesos oníricos sino todas las llamadas formaciones del inconciente, ley que Lacan enuncia diciendo que el inconciente está estructurado como un lenguaje.
Ya lo vimos con el síntoma, en el que encontrábamos un significante inscripto que estaba pidiendo ser traducido.
¿Qué es el significante? No confundirlo solamente con el sonido de la palabra, la letra es el vehículo por excelencia de inscripción en el cuerpo. Desde Saussure se habla del signo lingüístico compuesto por el significante y el significado, el significante remite a la imagen acústica y el significado tiene que ver con el sentido.
Y el síntoma pasa a ser también significante en la medida que se puede leer como una metáfora, como un significante encarnado que representa al sujeto. Porque la función última del significante es la de representar al sujeto para otro significante. Ya profundizaremos este concepto. Lo que quiero subrayar es que es necesario liberarnos del reduccionismo nominalista que atribuye al significante una función puramente de nominación, de nombrar, como si fuera una simple etiqueta puesta sobre la cosa.
Entonces, entendemos el síntoma como un significante inscripto en el cuerpo. Cuando decimos que una paciente como Isabel de R. realiza un síntoma de conversión histérica, la astasia abasia, el dolor en la pierna, lo que buscamos es cuál es el significante que está inscripto en su cuerpo, que si no recuerdo mal era el significante “no poder dar un paso”. El no poder caminar como metáfora de su imposibilidad de avanzar en su proyecto vital.
Freud, entonces, en su esquema del aparato psíquico utiliza el símil del aparato óptico y el sistema de reflexión, para mostrarnos que lo fundamental en el funcionamiento del aparato psíquico lo tenemos que pensar más allá del sistema nervioso. Y Lacan, sistematizando lo que Freud anticipa, y apoyándose en la lingüística de Saussure, podrá enunciar la ley de determinación significante.

El capítulo VII del libro de los sueños es una referencia obligada para los estudiosos del psicoanálisis, porque aquí tenemos los rudimentos de lo que es el funcionamiento del deseo inconciente. Y la teoría del deseo es la columna central del edificio psicoanalítico. El deseo resultado de la represión. El deseo freudiano es el deseo inconciente en tanto reprimido. En esta aseveración están resumidos aquellos conceptos fundamentales que distinguieron al psicoanálisis de las otras ramas del saber de esa época – y también de nuestra época - , filosofía, psiquiatría, psicología.

Una de las primeras leyes que hacen entendible la psicología de los procesos oníricos es la ley del determinismo psíquico. Esta ley la venimos enunciando también con el síntoma, lo que nos lleva a hacer un paralelo entre sueño y síntoma. Sueño y síntoma son dos expresiones, dos formaciones, dos productos del inconciente. Y ambos dos están regidos por la misma ley del determinismo psíquico. Determinismo se opone a arbitrario. Un síntoma neurótico no es arbitrario; un sueño, ya sea de neurótico o de “normal” o normópata, tampoco es arbitrario.
Veamos como podemos hacer inteligible esta determinación. En el caso del sueño decimos que el contenido manifiesto, el discurso conciente o relato del sueño es el resultado de la transformación, elaboración, deformación del contenido latente. Podemos decir que el contenido manifiesto está determinado por el contenido latente. El vehículo de transmisión y de soporte de esta elaboración es el elemento significante: palabras, frases, sílabas; y los mecanismos principales de esta elaboración son la condensación y el desplazamiento, que se corresponden con los mecanismos de dos figuras centrales de la retórica: la metáfora y la metonimia.
Entonces, hablar de determinismo psíquico en el sueño es hablar de que tiene un sentido, que es el del deseo inconciente, y que responde a una lógica, la de las leyes del lenguaje.

Para la escucha atenta del analista hay ciertos indicios que permiten descubrir en el discurso del paciente aquellos significantes privilegiados, que Lacan llama significante amo S1, o significante unario, que son soporte ¿de qué? del deseo inconciente. Y el sueño es una formación privilegiada porque allí está para quien sepa escucharlo el significante deformado que conforma la vía regia de acceso al inconciente.
Un indicio, por ejemplo, que nos permite privilegiar un elemento del contenido manifiesto del sueño, sería el olvido inicial de que es objeto dicho significante en el primer relato del sueño; o cuando aparecen términos absurdos que mueven a risa; o cuando son muy insignificantes y que no se entiende por qué están allí. En realidad todo el contenido manifiesto es resultado de la censura, la deformación y la elaboración secundaria final.

Reitero la lógica de todo el proceso del sueño. El contenido que aparece manifiesto esconde una serie de elementos que originariamente habían sido reprimidos por ser inaceptables. ¿qué pasa en el sueño? cuando uno se pone a dormir ¿porqué sueña? ¿porqué cuando uno está dormido lo que estaba reprimido resurge como sueño?
Así como decimos que cuando uno tiene un síntoma es lo reprimido que retorna metaforizado en el síntoma, cuando uno duerme, lo reprimido se vale del soñar para retornar. ¿Por qué? porque cuando uno está en reposo la censura es más débil que cuando uno está en estado conciente. Allí es cuando lo reprimido se cuela. Pero la censura es débil pero no tonta. ¡Eh, momentito! ¿Ud. quiere pasar a la conciencia?
Me ha pillado débil así que no puedo prohibirle pasar, pero sí puedo exigirle que lo haga disfrazado.

Freud brindará una clasificación de los deseos que surgen en los sueños según su cualidad en relación a la conciencia. Considerará que es un deseo preconciente el que remite a una escena del día anterior pero que no ha podido ser satisfecho, el resto diurno de un deseo. Llamará tendencias optativas (de optación) a las que surgen cuando uno está durmiendo, por ejemplo el deseo erótico, que serían de naturaleza conciente. Y por fin, sólo las tendencias que han sido reprimidas, ya sea recientemente ó en la infancia, son las que van a constituir el contenido del deseo propiamente inconciente.
Otra de las cuestiones es que el sueño tiene carácter regresivo, que lo veremos en relación a la realización del deseo por regresión. Regresivo en oposición a progresivo. Define un sentido progresivo del deseo que es el que apunta a su realización y a su satisfacción en la realidad. Y por oposición, un sentido regresivo del deseo, que es el de los sueños en donde no se alcanza el objeto en la realidad, no se obtiene la experiencia de satisfacción sino la experiencia de alucinación. Es decir, lo que se produce es una regresión a la imagen. El sueño es regresivo en tanto es una realización de deseo alucinado.
Lo interesante de esto es que, así como este es el mecanismo propio del sueño, este tipo de realización es también propio de lo que sería el mecanismo primitivo del deseo. Freud describe el sistema psi, conectado por un lado con el sistema percepción por donde llegan los estímulos, y conectado por el otro lado con el sistema de la motilidad. Aquí está el Freud neurólogo haciendo un esquema “como sí”. Este sistema psí tiene básicamente dos funciones, que son las que se estudian en psicología, que son el pensamiento y la memoria. Pero, además, este sistema psi está compuesto por los sistemas conciente, preconciente e inconciente.

Insisto, no caigan en la tentación de imaginarizar el funcionamiento del sistema psi con imágenes neuronales. Lacan, para escapar a esta trampa, se vale de la topología. Es una parte de las matemáticas que estudia las propiedades inherentes a la relación de proximidad entre los elementos de un conjunto, pero prescindiendo de la noción de distancia métrica. La geometría topológica o geometría flexible, también llamada de los “cuerpos de goma” le sirve a Lacan para esquematizar el funcionamiento y la interrelación de algunos de sus conceptos fundamentales. Así la banda de Moebius, en la que el derecho se reúne con el revés, rompe el postulado de la geometría euclidiana según la cual un plano divide necesariamente al espacio en dos. Esta banda tiene una sola cara y le sirve a Lacan para representar la relación del inconciente con el discurso conciente.

A partir de este esquema del sistema psi Freud nos dirá que el niño pequeño en su primera experiencia de satisfacción – experiencia mítica – va a tener, a partir de la percepción del hambre y de la percepción del objeto que satisface el hambre, los rudimentos de la huella mnémica de esta experiencia. Los estímulos del hambre son percibidos como una ruptura del equilibrio del principio del placer, es decir, un displacer que quedará marcado como huella anémica del hambre. Y a partir que llega el pezón y calma el hambre, queda marcado como huella o imagen anémica ese objeto saciador. Este sería el funcionamiento primario. Ahora bien, imaginemos que llega la segunda vez, el bebé ya tiene la huella anémica del proceso. Entonces, cuando le aparece el hambre automáticamente alucina la huella anémica del pezón. En su origen, entonces, la primera realización de deseo es alucinatoria, es por regresión. No es por progresión hacia el objeto real pezón que va a satisfacer su hambre, sino por regresión a la imagen del objeto que no lo va a satisfacer, pero en esa alucinación, un como sí lo entretendrá un rato. Hay un impulso incontenible a lo que se llama la experiencia alucinatoria del deseo.

Volviendo al tema de los sueños ¿para qué desarrolla Freud toda esta historia originaria? Para dar luz a su postulado que dice que todo sueño es una realización de deseo, por ello nos ofrece este esquema del mecanismo primitivo del deseo. Nos está dando mucho más que una psicología del proceso onírico, nos está dando una psicología del proceso anímico normal y general.
Aquí lo que falta incorporar es la estructura de la palabra. Freud en este esquema de un proceso de deseo mítico originario parte de un cachorro pre-humano, es decir, fuera de la estructura simbólica. El lenguaje complicó el esquema de tal manera que ya no podemos hablar de imagen separada de la palabra. Las imágenes condicionantes del deseo tienen que ver con significantes. Ya no se puede hablar de necesidad de un organismo que se satisface con su objeto natural. A partir de que el ser vivo está capturado en un orden simbólico que lo precede, la necesidad como tendencia natural queda desnaturalizada, transformada por obra del significante en demanda de un objeto que nunca llega a satisfacerlo totalmente, dejando así abierta la dialéctica del deseo.
Para entender el mecanismo del deseo tenemos que seguir el recorrido del significante.

Quiero que vean cómo progresivamente Freud recoge desde su práctica y va construyendo un sistema explicatorio que se va interrelacionando. Que lo que construye para el síntoma, se le reafirma con los sueños, y ya veremos en los fenómenos de la vida cotidiana, que nuevamente se cumple el concepto fundamental que es la ley del determinismo psíquico, es decir la ley del deseo inconciente. No son fenómenos secundarios ni textos menores, sino ladrillos del edificio principal del psicoanálisis.

Les voy a leer un párrafo de Freud acerca de las características del deseo inconciente:
“…su indestructibilidad, son inmortales, se hayan siempre en actividad; son como aquellos titanes de la leyenda sobre los que pesan desde tiempo inmemorial inmensas montañas que fueron arrojadas sobre ellos por los dioses vencederos y que de tiempo en tiempo tiemblan y se sacuden.”
“…su recarga; un deseo del día reprimido lo carga de nuevo y lo despierta como las sombras infernales de la Odisea que volvían a la vida en cuanto se les daba a beber sangre”.
Lo que llamamos restos diurnos, que son aquellas inscripciones preconcientes del día anterior no son ni más ni menos que los que recargan y despiertan al monstruo dormido.
Utiliza otro apólogo para graficar esto: es como si hubiera un socio industrial, el resto diurno, que es el que pone el material, y un socio capitalista, el deseo inconciente.
O el resto diurno como caballo de Troya que lleva en su interior al deseo inconciente.

Así como en el síntoma lo que veíamos es que era una transacción, había que negociar, yo te dejo que retornes pero esto te va a costar un sufrimiento, en el sueño la transacción es entre la realización de deseos y el reposo, como si el yo dijera: mi función es que este señor siga durmiendo así que yo te dejo salir a condición que no me lo despiertes. Pero en ciertos sueños el contenido de deseo es tan fuerte que interrumpe el reposo revirtiendo en angustia, bajo la forma de una pesadilla. Es decir, en las pesadillas también hay realización de deseo, son las que más cerca estuvieron. Estuvo tan cerca el deseo de manifestarse, de ser reconocido – esto quiere decir realizarse – que emergió la angustia.
A la pregunta por los sueños de angustia de los niños, por las manifestaciones del llamado “terror nocturno”, tenemos que entenderlos a partir de ciertas escenas inconcientes en relación al proceso de separación de la madre, angustia por tener que separarse pero sobre todo terror por estar atrapado y no poder separarse. Pero esto tenemos que matizarlo incorporando también la angustia de la madre retroalimentadora de la angustia del bebé.

Para resumir lo que hemos estado viendo hoy quedaos con esta frase: “La meta del sistema inconciente es la realización de deseos”.



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