David del Real, Mujer sentada
CLASE 3: EL RETORNO DEL GOCE AL CUERPO
Holofrase: falla en la cusación del sujeto
La expulsión del goce y su retorno
El goce mítico y el goce fálico
La operación de alienación-separación
Seguimos con el fenómeno psicosomático. Tenemos que
especificar el mecanismo original del FPS. Y el esfuerzo que está haciendo el
psicoanálisis al hablar de la causalidad es hacer entendible desde el concepto
de estructura significante todas las manifestaciones que tienen que ver con
nuestro cuerpo, un desafío para la búsqueda de conceptualización en su
coherencia con el resto de los cuadros clínicos.
Entonces, si decimos que las manifestaciones de la
neurosis en el cuerpo tienen que ver con cómo se articula la estructura
significante en el cuerpo – en el cuerpo imaginario simbólico- a partir de la represión,
en el FPS tenemos que ver como se articula en el cuerpo- en el cuerpo real u
organismo viviente – y a través de qué mecanismo, que no es la represión.
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¿Cuál es el mecanismo base que origina el FPS como
manifestación en el organismo? Dijimos
que no es la represión, tampoco sería la forclusión como mecanismo específico
de la psicosis. ¿Qué falla en relación a la estructura significante conduce al
FPS? En la clase anterior dijimos que la falla era en la articulación
significante, falla en la causación del sujeto, que Lacan remite a la
holofrase.
En la primera parte, cuando estuvimos viendo la
anorexia-bulimia, una de las figuras claves del malestar en la modernidad, recogimos
la propuesta de un autor, Recalcati[1],
que apoyaba la inteligibilidad de los casos más graves en esta figura, la
holofrase. A partir de la holofrase, dice Lacan, podemos agrupar en la misma
serie los siguientes cuadros clínicos: el FPS, la psicosis y la debilidad
mental.
“…cuando no hay intervalo entre S1 y S2, cuando el
primer par de significantes se solidifica, se holofrasea, obtenemos el modelo
de toda una serie de casos – si bien hay que advertir que el sujeto no ocupa el
mismo lugar en cada caso.”[2]
La holofrase como figura de congelación o
solidificación de la articulación significante, de S1 y S2. La
holofrase como intento de apresar la significación total del sujeto. En vano
pues la representación del sujeto, de carácter significante, queda por definir.
Para que haya sujeto son necesarios al menos dos significantes, es necesario
una articulación significante. En la holofrase, al congelarse esta articulación
en un solo significante, no podemos hablar de sujeto. En todo caso el sujeto
está ilocalizable A lo sumo podríamos
hablar de un significante primordial. Si hiciéramos un espectro del registro
simbólico, este sería como el punto inicial del registro significante, en el
nivel de rasgo unario.
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Vamos a hacer un recorrido sobre esta cuestión
tomándolo desde la vertiente del goce, entendiendo el fenómeno psicosomático
como el retorno del goce al cuerpo. Si digo retorno del goce al cuerpo estoy
suponiendo que en un primer momento el goce habitaba el cuerpo, que en un
segundo tiempo fue desalojado del cuerpo. El FPS sería entonces un tercer
tiempo, el del retorno del goce.
¿Qué pasó con el goce? El primer tiempo sería
mítico, es decir, sin fecha. Para ser entendible la articulación de los
conceptos no quiero caer en el error didáctico de que lo entiendan como tiempos
cronológicos. Hablamos más bien de tiempos lógicos, estas son operaciones lógicas,
son del orden de operaciones del pensamiento. Entonces, en un tiempo mítico en
el que el sujeto no había advenido, reinaba el goce pleno. En un segundo tiempo
lógico, con la instauración del lenguaje se produce como efecto que el goce
queda desalojado del cuerpo. Estamos hablando de la castración simbólica y el
paso siguiente que es la significación fálica. Es el tiempo de la represión
originaria o primaria, es el momento de la instauración del inconsciente. Es la
represión del goce. Lo que pasa a ser reprimido es el significante del goce.
El representante reprimido en la urverdrängung es un significante muy
especial que Freud llamará vorstellungsrepräsentant,
representante de la representación de la pulsión. ¿De qué estamos hablando? del
falo. A partir de allí, todas las otras representaciones que serán objeto de
represión estarán en asociación última con la significación fálica. A partir de
allí todas las represiones que son motivo de síntomas, de sueños, de lapsus, de
todas las formaciones del inconsciente, están enlazadas con esto que va a
constituir el núcleo, el ombligo del inconsciente.
Instauración de la castración, represión
originaria, advenimiento de lo simbólico, son todos conceptos que se enlazan en
este tiempo lógico en el cual el significante se aloja en el ser, se aloja en
el cuerpo, y cuya consecuencia es que el goce queda expulsado, en beneficio o
en virtud o a cambio del significante.
Dejamos de ser el organismo de la autosatisfacción
mítica, del autoerotismo completo, renunciamos no por proposición voluntaria,
sino en tanto y en cuanto somos atrapados en la red simbólica, en las leyes del
lenguaje. Entonces, renunciamos o perdemos o sacrificamos el goce, reprimimos
el falo y damos origen y quedamos bajo la determinación del inconsciente. A
partir de allí las leyes del significante regulan, no ya la satisfacción de la
necesidad, sino la búsqueda del objeto del deseo.
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Volviendo a la articulación
significante. S1 o significante maestro o amo, es el significante
que en un determinado momento representa al sujeto pero siempre para otro
significante S2 o significante binario. S2 en última
instancia remite al falo inconsciente, ese ombligo al que nunca llegaremos. Lo
real del inconsciente.
¿Aquí la mecánica cuál es? El S1 nos
representa como sujeto para otro significante que no agota nuestra
representatividad, la respuesta última a la pregunta ¿qué soy para el Otro?
sería la respuesta por el falo. ¿Qué
quiero, cuál es mi deseo? ¿Qué quiere el Otro de mí? En la búsqueda de esas
respuestas es en donde un significante S1 de pronto nos responde pero siempre en
articulación con S2. Nunca nos representa del todo.
Es la misma mecánica que la del deseo. En la
búsqueda es donde encontraremos la posibilidad de realización, pero siempre
parcial. Y aquí volvemos al goce, porque lo que encontramos
en la intricación del lenguaje y del deseo es el goce. Aquí es donde reaparecen
los restos del goce expulsado del
cuerpo. Porque ese goce mítico pre-subjetivo, a partir de que adviene el
significante es expulsado y queda el significante como lugar de goce.
Imaginemos un organismo puro goce, es decir, en
inmediatez con el objeto que satisface su necesidad. Llega el orden
significante, llegan las reglas, llega la represión, se pierde esa inmediatez,
se pierde el goce y nos queda la posibilidad del goce fálico, del goce del
síntoma neurótico. El goce fálico limita ese goce total, ese goce incestuoso. Podemos pensar, entonces, que bajo la figura
de la holofrase, se abre la compuerta de retorno de este goce fuera del
significante, de este goce de órgano del FPS.
Miller[3]
utiliza varias expresiones para referirse a este significante holofraseado que
marca el cuerpo en este intento de consolidar una representación unívoca: lo
comparará con el orden del trazo unario, esto es rasgo significante elemental
que sirve de soporte identificatorio; o con un sello, o con un nombre propio.
Mientras un nombre común, el sustantivo “mesa”, por ejemplo, remite a cualquier
mesa que se la quiera aplicar, en cambio el nombre propio, si yo digo Jorge
Hernández, remite nada más que a sí mismo. También compara el FPS al
jeroglífico, un escrito figurativo que al mismo tiempo que tiene valor de
escritura pertenece al orden imaginario.
Con la neurosis estamos acostumbrados a considerar
la marca en el cuerpo como un síntoma traducible en mensaje, es decir, el lugar
donde se ha encarnado un significante reprimido. Pero en el fenómeno
psicosomático la marca no es en el cuerpo significante, sino en el órgano. Y lo
que se ha encarnado, incorporado, es una falla en la estructura límite del
lenguaje que llamamos holofrase.
Esta falla tiene que ver con la operación de
causación del sujeto. Tenemos que suponer un tiempo mítico en donde A, el gran
Otro, y la S del sujeto están sin tachar, son un solo conjunto. La causación
del sujeto es a partir de la represión original, y advienen simultáneamente el
gran Otro barrado y el sujeto dividido. El sujeto en tanto queda marcado
irremediablemente con la pérdida de su objeto, “a”, que cae. El objeto inmediato, el de la necesidad, a partir de
allí está mediatizado por lo simbólico, por la demanda.
Lacan va a hablar de dos tiempos lógicos en la
operación de causación del sujeto, un tiempo de apertura o alienación y un
tiempo de cierre o separación. La apertura coincide con la represión
originaria. A partir de que adviene la represión originaria, el goce es
excluido, el sujeto queda dividido por la pérdida de su objeto, y pasa a ser representado
por un significante S1 para otro significante S2. Pero como
S2 está bajo
la represión originaria, que es ilevantable, por un efecto de cierrre o torsión
revierte en un nuevo S1.
En cada emergencia del deseo inconciente en un
decir no sabido se reactiva la operación de división subjetiva. El destino
alienante del sujeto del inconciente, es decir del deseo inconciente, es el de
estar entre-dos-significantes, es decir, sólo puede ser dicho a medias, ningún
representante lo representa plenamente.
Con el congelamiento S1-S2, con el
intento de solidificación en un significante único, es decir, con la holofrase,
se trata de cerrar un sentido unívoco, de evitar la división del sujeto. Pero
el FPS, la marca o sello en el organismo a que da lugar este cortocircuito, es
sin sujeto, es a-simbólica, no hay representación, porque es una marca en la
juntura del cuerpo imaginario y el cuerpo real. En tanto real está desnudo de
significación, es el organismo en tanto viviente, es un cuerpo sin semblante,
en tanto el semblante es lo que tiene la función de velar lo real desde un
anudamiento imaginario-simbólico.
Si fuera un cortocircuito histérico, la parte
afectada del cuerpo, al estar en el registro del significante, tendría
posibilidad de desplazamiento. El destino del significante es ser remplazado
por otro significante. Mientras que el cortocircuito del FPS afecta una
holofrase, algo del orden de un significante congelado, no habría posibilidad
de desplazamiento. Y entonces ¿qué puede hacer el dispositivo analítico ante
esa situación? Porque con la histeria podemos aplicar la asociación libre, y a
partir de la asociación podrá desplazar significantes y mover el síntoma.
Hay un comentario de Eric Laurent sobre el pintor
Francis Bacon, que arrastra un asma a lo largo de su vida y que Laurent
interpreta como un “rasgo único”, a modo de firma del sujeto, y analizando su
obra pictórica, los críticos constatan que sus múltiples retratos son
variaciones, sucesivas deformaciones de un mismo modelo. Pero con la
peculiaridad que en todas las deformaciones reconocemos el rasgo originario de
ese modelo, por ejemplo la nariz o la oreja. El analista nos dirá que pintando
no se curó de su asma, pero esa actividad artística le dio la fuerza moral que
le permitió, a modo de sublimación, construir las mil variaciones de ese rasgo
único, de su asma torturante. Y a partir de allí construirse lo que es un
camino de búsqueda, de realización.
Tomando esto como paradigma, podemos pensar, y
Lacan nos lo dice reiteradamente, más que la desaparición del FPS, lo que la
cura psicoanalítica persigue, es que el analizante encuentre, instale, a pesar
o a favor de su asma, una causa para su deseo.
Si retomamos el caso que vimos la clase anterior,
nos planteaba un cuestionamiento, y es que el analista trabajaba la
interpretación del asma como un síntoma dentro de una estructura neurótica. El
intentaba traducirlo a partir del efecto de la represión, como un discurso
desplazado. En todo caso, la juntura imaginaria comprometida en el FPS a veces
pude autorizar un intento de desciframiento.
Es allí donde tenemos que intentar precisar: el
asma en algunos casos puede ser un síntoma derivado de la represión, en otros
casos es un PFS derivado de una falla holofrásica en la articulación significante.
No es solamente ver el asma en una u otra
estructura neurótica o psicótica, sino el asma como síntoma o como FPS.